
Si estás buscando un lugar que lo tenga todo —paisajes que te dejan sin aliento, historia que se respira en cada rincón y una gastronomía que te hace cerrar los ojos de puro gusto— apunta este nombre: Alquézar. Este pequeño pueblo medieval está en la provincia de Huesca, en pleno corazón del Prepirineo Aragonés, y es uno de esos sitios que no entiendes cómo no conocías antes.
Rodeado por el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, Alquézar es perfecto para una escapada de tres días que combina aventura, relax y cultura. Desde sus pasarelas colgantes sobre el río Vero hasta sus callejuelas empedradas llenas de encanto, cada rincón tiene algo que te hace parar, mirar y sonreír. Y sí, también se come de maravilla. Así que si necesitas desconectar, reconectar o simplemente vivir algo diferente, sigue leyendo: este viaje te va a enamorar.

Antes de perderte por sus callejuelas empedradas, vale la pena saber que Alquézar no es solo bonito: tiene una historia que te deja con la boca abierta. Su nombre viene del árabe al-Qasr, que significa “fortaleza”, y no es casual. En el siglo IX, el caudillo Jalaf ibn Rashid mandó construir aquí una fortificación para proteger Barbastro de los reinos cristianos del Sobrarbe. Vamos, que esto era territorio de estrategia pura.
En 1067, el rey Sancho Ramírez de Aragón conquistó el castillo y lo convirtió en bastión cristiano. A partir de ahí, Alquézar se transformó en un punto clave de la Reconquista y más tarde en un centro eclesiástico y comercial. Su época dorada llegó entre los siglos XVI y XVIII, cuando se construyeron joyas como la Colegiata de Santa María la Mayor y la Iglesia de San Miguel.
Y lo mejor es que todo eso no se ha perdido: lo puedes ver, tocar y sentir mientras paseas por el pueblo. Es como caminar dentro de un libro de historia… pero con vino y tapas.
Colegiata de Santa María la Mayor: historia viva entre murallas

Si hay un lugar que define el alma de Alquézar, es su Colegiata. No es solo una iglesia, ni solo un castillo: es una mezcla de ambos, con siglos de historia grabados en cada piedra. Su origen se remonta al siglo IX, cuando el caudillo musulmán Jalaf ibn Rasid construyó aquí una fortaleza para frenar el avance cristiano. Sí, esto era territorio de frontera, y se respiraba tensión.
En 1067, el rey Sancho Ramírez la conquista y la transforma en bastión cristiano. Poco después, en 1099, se consagra como iglesia bajo el reinado de Pedro I de Aragón y Navarra, y se convierte en colegiata con una comunidad de canónigos agustinos. Lo que hoy vemos es fruto de varias reformas, especialmente en el siglo XVI, cuando se erige el edificio actual en estilo gótico tardío, obra del arquitecto Juan de Segura (el mismo que diseñó la Seo de Barbastro).

Curiosidades que te van a gustar
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El claustro románico conserva capiteles del siglo XII con escenas bíblicas como la creación de Adán, el Diluvio Universal o Caín y Abel. Es como un cómic medieval tallado en piedra.
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Entre los siglos XV y XVIII, los muros se decoraron con pinturas al fresco que narran escenas del Nuevo Testamento.
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En su interior hay un Cristo románico del siglo XIII considerado una pieza única, y un retablo mayor de madera dorada y policromada que mezcla renacimiento y barroco.
Horarios de visita
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Abierta todos los días de la semana.
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Del 6 de enero al 7 de febrero, solo abre fines de semana.
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Se recomienda consultar horarios actualizados en la Oficina de Turismo de Alquézar.
Precios
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Entrada general: 3 €
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Entrada reducida (niños, jubilados, grupos): 2 €
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Menores de 6 años: gratis
Es el típico sitio donde entras por curiosidad y sales con la sensación de haber viajado en el tiempo.
Iglesia de San Miguel Arcángel: sobriedad barroca con alma de pueblo

En uno de los extremos de Alquézar, casi como si vigilara el pueblo desde su rincón tranquilo, se alza la Iglesia de San Miguel Arcángel. No es tan conocida como la Colegiata, pero tiene ese encanto silencioso que te atrapa cuando la descubres. Se construyó entre 1681 y 1708, sobre los restos de un templo anterior que fue derribado, y aunque por fuera parece sencilla, por dentro guarda una historia que merece ser contada.
Un barroco sobrio y elegante
La iglesia es de estilo barroco popular aragonés, con una planta de cruz latina y una sola nave dividida en tres tramos. Lo curioso es que el exterior, con sus tejadillos escalonados y volúmenes robustos, no parece barroco a primera vista. Pero entras… y ahí está: bóvedas de cañón con lunetos, capillas laterales, y una cúpula hemisférica sobre pechinas que cubre el crucero. Todo muy equilibrado, muy limpio, muy de “menos es más”.

Curiosidades que te hacen mirar dos veces
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El retablo mayor, aunque parcialmente destruido en la Guerra Civil, conserva su parte superior de estilo barroco.
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La torre del campanario tiene dos cuerpos: uno cuadrado que abarca toda la altura de la nave, y otro octogonal para las campanas. Es uno de los más característicos de la comarca.
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El acceso es por un arco de medio punto precedido por un pórtico cuadrangular, sencillo pero con personalidad.
Horarios de visita
La iglesia funciona como parroquia activa, así que los horarios pueden variar según celebraciones religiosas. Lo mejor es acercarse y preguntar en la Oficina de Turismo de Alquézar o consultar en la web local Turismo Somontano.
Precio
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Entrada gratuita, al tratarse de un templo parroquial abierto al culto.
Es uno de esos lugares que no salen en todas las guías, pero que te hacen sentir que has descubierto algo especial.
Casco Histórico de Alquézar: un laberinto medieval con vistas al abismo

Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982, el casco antiguo de Alquézar es como un museo al aire libre. Sus calles empedradas, sus casas solariegas y sus pasadizos estrechos conservan el trazado musulmán original, y cada rincón tiene una historia que contar.
Origen y evolución
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Fundado como fortaleza árabe en el siglo IX, el trazado urbano conserva la estructura defensiva: calles sinuosas, estrechas y empinadas para dificultar el avance enemigo.
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Tras la reconquista cristiana, se construyen casas de piedra con balcones de hierro forjado, escudos heráldicos y portales góticos.
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En el siglo XVI, se añaden capillas, plazas y miradores que enriquecen el paisaje urbano.

Rincones imprescindibles
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Arco de entrada: puerta original de acceso a la villa medieval.
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Calle Mayor: la más antigua, donde se encuentra la Ermita de las Nieves (siglo XVI).
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Plaza Rafael Ayerbe: antigua Plaza Mayor, centro de la vida social.
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Callizos y pasadizos: callejones estrechos que conectan distintos niveles del pueblo.
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Cueva Mullón: refugio milenario con más de 1000 años de historia.
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Mirador del Vicón y Sonrisa del Viento: vistas espectaculares al Cañón del Río Vero y las pasarelas.
Horarios y visitas guiadas
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Visitas guiadas diurnas: 10:00, 12:00 y 17:00 h (lunes a domingo).
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Visitas al atardecer: sábados a las 22:00 h, con copa de vino Somontano incluida.
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Duración: 75 a 90 minutos.
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Idiomas: español, inglés y francés.
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Precio: desde 8 € por persona (menores de 6 años gratis)2.
Curiosidades
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En los muros hay grabados ocultos y símbolos medievales que los guías te ayudan a descifrar.
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Algunas casas conservan inscripciones en latín y marcas de cantero.
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El trazado urbano está pensado para que el viento no se cuele fácilmente, de ahí los giros y recovecos.
Este paseo es como abrir un libro de historia, pero con olor a piedra antigua y vistas de vértigo.
Las Pasarelas de Alquézar: aventura suave entre roca y río

Si hay una experiencia que no te puedes perder en Alquézar, son sus famosas pasarelas sobre el río Vero. Es una ruta circular de unas 2 horas que te lleva por el último tramo del cañón, entre paredes de roca caliza, vegetación exuberante y agua cristalina. Y lo mejor: es accesible, emocionante y absolutamente fotogénica.
¿Qué son exactamente?
Son pasarelas metálicas y de madera instaladas en las paredes del cañón del río Vero. Te permiten caminar literalmente sobre el agua, entre acantilados, cuevas y antiguos restos de aprovechamiento hidráulico. Es como una mezcla entre senderismo suave y parque de aventuras natural.

Qué ver durante el recorrido
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Barranco de la Fuente: bajada inicial entre vegetación húmeda y vistas a la colegiata.
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Cueva de Picamartillo: enorme cavidad formada por la erosión del río. (en la imagen)
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Pasarelas colgantes: tramos espectaculares sobre el río, con vistas de vértigo.
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Antigua central hidroeléctrica y presa: restos de ingeniería que cuentan la historia del agua en la zona.
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Mirador final: vistas panorámicas de Alquézar desde lo alto del cañón.
Horarios de acceso
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Todos los días:
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Mañanas: 8:00 a 13:00 h
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Tardes: 15:00 a 19:00 h
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Cierre al mediodía en verano (13:00–15:00 h) para evitar el calor fuerte.
Precio
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Entrada general: 4 € (a partir de 12 años)
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Federados en montaña: 1 €
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Incluye seguro de accidentes y ayuda a conservar el entorno.
Recomendaciones
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Calzado de montaña obligatorio. Nada de chanclas ni deportivas lisas.
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Lleva agua, gorra y protección solar, sobre todo en verano.
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Reserva online si vas en temporada alta para evitar colas: pasarelasdealquezar.com.
Es una de esas rutas que te hacen sentir parte del paisaje. Naturaleza, emoción y vistas que se te quedan grabadas.
Parque Cultural del Río Vero: arte rupestre y paisaje salvaje

Situado en el corazón del Somontano de Barbastro, este parque es una joya que combina patrimonio natural y cultural. Su sector norte forma parte del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, y su zona sur se extiende hacia el piedemonte pirenaico, con suaves colinas y paisaje agrícola mediterráneo.
Arte rupestre prehistórico
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Más de 60 abrigos con pinturas rupestres distribuidos por el río Vero y sus barrancos.
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Es el único lugar en Europa donde se conservan los tres grandes estilos de arte rupestre en un mismo territorio:
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Paleolítico: figuras naturalistas de animales.
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Levantino: escenas dinámicas de caza y vida cotidiana.
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Esquemático: símbolos abstractos y rituales.
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Puedes visitar estos abrigos con guía desde el Centro de Interpretación del Arte Rupestre en Colungo, que organiza rutas todo el año.
Patrimonio cultural
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Monumentos como la Colegiata y el castillo de Alquézar, la Catedral de Barbastro, y ermitas románicas y barrocas en pueblos como Adahuesca, Lecina y Bárcabo.
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Tradiciones vivas: hogueras de San Ramón, fiestas de las ánimas, leyendas de moros y cristianos, y ritos antiguos que aún se celebran.
Naturaleza y aventura
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Barrancos espectaculares, ideales para senderismo o barranquismo.
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Avistamiento de aves como el buitre leonado o el alimoche.
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Rutas como el Camino Natural del Somontano o el sendero desde Colungo al mirador del Vero
Itinerario de 3 días en Alquézar
Día 1: Llegada y primer contacto con el encanto medieval
Mañana
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Llegada a Alquézar y check-in en tu alojamiento (recomendado: casas rurales con vistas al cañón).
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Paseo tranquilo por el casco histórico: calles empedradas, casas de piedra y balcones floridos.
Mediodía
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Comida en Casa Pardina o La Marmita del Barbat, con cocina local y vistas espectaculares.
Tarde
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Visita a la Colegiata de Santa María la Mayor: arte románico, claustro y vistas al río Vero.
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Subida al mirador Sonrisa del Viento para ver el atardecer sobre el cañón.
Noche
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Cena ligera y copa de vino Somontano en alguna terraza del pueblo.
Día 2: Naturaleza y aventura en las pasarelas del Vero
Mañana
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Desayuno potente y salida hacia las Pasarelas de Alquézar (entrada entre 8:00 y 13:00 h).
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Ruta circular de unas 2 horas: barranco, cueva de Picamartillo, pasarelas colgantes y miradores.
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Lleva calzado de montaña, agua y cámara: ¡vas a querer hacer mil fotos!
Mediodía
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Comida tipo picnic en la zona del río o menú en El Callizo, con cocina creativa de montaña.
Tarde
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Relax en el alojamiento o visita a una bodega del Somontano cercana (como Bodegas Lalanne o Enate).
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Degustación de vinos y paseo entre viñedos.
Noche
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Cena en el pueblo y si te apetece, observación de estrellas: el cielo en Alquézar es espectacular.
Día 3: Cultura ancestral y despedida con sabor
Mañana
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Excursión al Parque Cultural del Río Vero, con visita guiada a uno de los abrigos rupestres (como el de Arpán o Mallata).
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Descubre pinturas prehistóricas de más de 10.000 años, enmarcadas por un paisaje de barrancos y bosques.
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Parada en el Centro de Interpretación en Colungo para entender los tres estilos de arte rupestre que conviven en la zona: paleolítico, levantino y esquemático.
Mediodía
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Comida final en Mesón del Vero o Casa Gervasio, con platos típicos como ternasco al horno, migas con uva o trucha del río.
Tarde
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Último paseo por Alquézar, compra de productos locales (vino Somontano, queso de cabra, miel de romero).
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Regreso a casa con el alma llena de historia, naturaleza y buena comida.
Restaurantes recomendados
Nombre | Tipo de cocina | Precio estimado | Valoración | Comentarios destacados |
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Casa Pardina | Mediterránea, Europea | €€ - €€€ | 4.7 (1416 opiniones) | Excelente comida local, ambiente cuidado, cata de aceites |
Cueva Reina | Mediterránea, Europea | €€ - €€€ | 4.5 (553 opiniones) | Decoración auténtica, cocina de kilómetro cero con innovación |
Las Melias | Mediterránea, Española | € | 4.3 (298 opiniones) | Buen trato, ambiente agradable, platos tradicionales |
Mesón del Vero | Mediterránea, Española | €€ - €€€ | 4.1 (364 opiniones) | Chuletón, comida casera, ambiente rústico |
La Cocineta | Asador, Española | €€ - €€€ | 4.1 (184 opiniones) | Raviolis, rabo de toro, trato excelente |
Bar Villacantal | Bar, Española | € | 3.6 (104 opiniones) | Vistas espectaculares, platos combinados, trato amable |
Algunos alojamientos Recomendados
Como llegar a Alquezar (Huesca)
En tren
La estación de tren más cercana a Alquézar es Monzón-Río Cinca, situada a unos 32 km del pueblo. Desde allí, puedes tomar un taxi o buscar conexión en autobús hacia Barbastro y luego a Alquézar.
También puedes viajar en tren desde ciudades grandes como Madrid o Zaragoza hasta Huesca o Zaragoza-Delicias, y luego continuar en autobús.
En autobús
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Desde Huesca, hay autobuses operados por ALSA que te llevan directamente a Alquézar.
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Desde Zaragoza, puedes tomar un autobús hasta Huesca y luego hacer transbordo hacia Alquézar.
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Desde Madrid, el trayecto más directo es en tren hasta Huesca (unas 4h 16min) y luego autobús. También puedes ir en autobús vía Zaragoza, aunque tarda más (unas 7h 24min).
En coche (la opción más flexible)
Desde Huesca, toma la carretera A-132 hasta Barbastro, y luego la A-1232 hasta Alquézar. Son unos 50 minutos de trayecto.
Espero que os haya gustado esta propuesta de escapada de 3 días a Alquézar, que sin duda es una de mis favoritas —y más aún a partir de septiembre, cuando el calor afloja, los colores del paisaje cambian y el pueblo recupera esa calma mágica que lo hace aún más especial.
Alquézar es ese lugar que te abraza sin hacer ruido. Te recibe con piedra antigua, te envuelve en silencio de barranco, te alimenta con sabores auténticos y te regala vistas que se quedan contigo mucho después de volver a casa. Es historia viva, naturaleza salvaje y tradición que late en cada callejuela.
Así que si estás buscando desconectar, reconectar o simplemente vivir algo diferente, no lo dudes: haz la maleta, ponte calzado cómodo y déjate llevar. Porque Alquézar no se visita… se siente.
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