Fiesta de la Luz de las Ánimas (Trasmoz, Zaragoza)
Cuando el calendario roza noviembre y el Moncayo se cubre de silencio, Trasmoz enciende sus calabazas. No es Halloween. No es espectáculo. Es rito. Es memoria. Es la Fiesta de la Luz de las Ánimas, donde las sombras no asustan: acompañan.
En el único pueblo excomulgado de España, la noche de Todos los Santos se convierte en un homenaje a lo invisible. Las calles se llenan de antorchas, cánticos antiguos y figuras disfrazadas que no imitan el miedo, sino lo celebran. Las calabazas, vaciadas y encendidas por manos pequeñas, iluminan el camino de las almas que regresan. Y el castillo, testigo de siglos de leyenda, observa desde lo alto como si supiera que esa noche, el pasado vuelve.
Aquí, la tradición aragonesa de guiar a los difuntos con luz se mezcla con el imaginario de brujas, espíritus y mercado esotérico. No hay artificio: hay verdad envuelta en misterio. Hay comunidad que recuerda, que honra, que transforma el miedo en fiesta.
Origen de la Fiesta de la Luz de las Ánimas – Trasmoz
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Raíces celtas y cristianas: La celebración se vincula con antiguos rituales celtas que marcaban el inicio del “imperio de las tinieblas” y con la festividad cristiana de Todos los Santos. Ambas tradiciones coinciden en rendir homenaje a los muertos y en encender luces para guiarlos en su tránsito hacia el más allá.
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Tradición aragonesa: En Aragón, era costumbre vaciar calabazas y colocar velas en su interior para representar las almas. Esta práctica se ha mantenido viva en Trasmoz, donde se convierte en símbolo de memoria y comunidad.
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Leyenda y excomunión: Trasmoz es el único pueblo oficialmente excomulgado de España, lo que ha alimentado su fama de lugar maldito. Las leyendas de brujas, aquelarres y justicia inquisitorial se entrelazan con la celebración, convirtiéndola en un acto de reivindicación cultural.
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Celebración moderna: Desde hace más de cien años, los vecinos de Trasmoz celebran esta fiesta con procesiones, decoración de calabazas, pasacalles de terror y mercado esotérico. Cada edición gira en torno a una temática diferente, manteniendo viva la tradición y adaptándola a todos los público
Fiesta de la Luz de las Ánimas – Trasmoz (Zaragoza)
Programa oficial – Fiesta de la Luz de las Ánimas 2025 (Trasmoz, Zaragoza)
Fecha: Sábado 1 de noviembre de 2025
Lugar: Plaza España y calles del casco urbano
Actividades destacadas
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11:00 h – Vaciado y decoración de calabazas Actividad familiar en la Plaza España. Se recomienda llevar cuchara, cuchillo fuerte y calabaza propia. Las calabazas decoradas se colocarán en las calles para iluminar el camino de las ánimas.
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Tarde – Mercado esotérico y teatralizaciones Puestos de artesanía, tarot, amuletos y espectáculos ambientados en leyendas locales.
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Pasacalles de terror “Calles animadas” Jóvenes del pueblo disfrazados recorren las calles hasta la medianoche, creando una atmósfera de misterio y juego.
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Procesión de Ánimas El acto más tradicional: recorrido nocturno con antorchas y cánticos antiguos, evocando el tránsito de las almas
Bécquer y Trasmoz: cuando la poesía se encuentra con la brujería
Hay lugares que inspiran versos, y hay otros que los susurran. Trasmoz, con su castillo en ruinas y su fama de pueblo maldito, fue uno de esos susurros que Gustavo Adolfo Bécquer escuchó desde su celda en el Monasterio de Veruela. Corría el año 1864, y el poeta romántico, enfermo y en busca de sosiego, se retiró a ese rincón del Moncayo para escribir, observar y dejarse envolver por el misterio.
Desde Veruela, Bécquer contemplaba Trasmoz como quien mira un escenario encantado. El pueblo, excomulgado por la Iglesia y envuelto en leyendas de brujas y hechizos, parecía sacado de uno de sus propios relatos. Y así lo convirtió en literatura. En sus Cartas desde mi celda, dedicó varias páginas a describir el ambiente sombrío, las historias que corrían de boca en boca, y el castillo que parecía guardar secretos en cada piedra.
No fue solo observador: fue cómplice. Bécquer no solo narró Trasmoz, lo interpretó. Lo convirtió en símbolo de lo inexplicable, de lo poético, de lo que vive entre la historia y la imaginación. Y hoy, el pueblo le devuelve el gesto. En sus calles hay una figura que lo representa, con su rostro sereno y un fragmento de sus palabras grabadas en piedra. Como si aún estuviera allí, escuchando, escribiendo, esperando que la noche traiga otra historia.
Trasmoz: el pueblo que susurra leyendas al Moncayo
A los pies del Moncayo, donde el viento parece guardar secretos y las nubes se posan como presagios, se alza Trasmoz. Un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza, enclavado en la comarca de Tarazona y el Moncayo, que no necesita adornos para ser extraordinario: su historia lo ha convertido en mito.
Situado a unos 700 metros de altitud, Trasmoz se rodea de bosques, senderos y campos que cambian de color con cada estación. Pero lo que lo hace único no es su paisaje, sino su leyenda. Es el único pueblo oficialmente excomulgado de España, y su fama de lugar maldito ha sobrevivido al paso de los siglos. Aquí, las historias de brujas, hechizos y enfrentamientos con el Monasterio de Veruela no se cuentan: se respiran.
La región del Moncayo es rica en contrastes. Tierra de frontera entre Aragón y Castilla, mezcla influencias celtas, romanas y medievales. Sus pueblos conservan arquitectura popular, tradiciones ancestrales y una relación íntima con la naturaleza. Trasmoz, con su castillo en ruinas y sus calles empedradas, es el epicentro de ese imaginario.
Visitar Trasmoz no es solo recorrer un pueblo: es entrar en un relato. Es dejarse envolver por el misterio, por la poesía que Bécquer escribió desde su celda en Veruela, por las luces temblorosas de las calabazas en noviembre, por el eco de las ánimas que aún caminan.
Historia de Trasmoz y su conflicto con Veruela
A los pies del Moncayo, donde el viento parece guardar secretos, Trasmoz se alza como un susurro medieval que nunca se ha apagado. Su historia comienza en tiempos celtíberos, se consolida en época romana y florece en la Edad Media, cuando el castillo —erigido en el siglo XII por orden de Alfonso I el Batallador— se convierte en bastión estratégico entre reinos, rutas y creencias.
Pero lo que convierte a Trasmoz en leyenda no es solo su arquitectura, sino su enfrentamiento con el poder eclesiástico. En el siglo XIII, mientras los monjes cistercienses del Monasterio de Veruela dominaban los señoríos de la zona, Trasmoz se mantenía como señorío laico, libre de jurisdicción religiosa. Esta independencia encendió las tensiones.
El conflicto estalló por el control de recursos básicos: agua, leña y tierras. Los monjes querían someter al pueblo, pero Trasmoz se resistió. En respuesta, el abad de Veruela recurrió a una estrategia poco habitual: pidió al arzobispo de Tarazona que excomulgara al pueblo entero. Y así fue. En 1255, Trasmoz fue oficialmente excomulgado, y la condena fue ratificada por el Papa Julio II en 1511. Desde entonces, ningún pontífice ha revocado la maldición.
La leyenda creció. Se decía que en el castillo se celebraban aquelarres, que las brujas preparaban pócimas, que el pueblo estaba maldito. Gustavo Adolfo Bécquer, desde su retiro en Veruela, recogió estas historias en sus Cartas desde mi celda, dando forma literaria al mito.
Hoy, Trasmoz abraza su historia. No la esconde, la celebra. Cada rincón del pueblo recuerda ese pulso entre lo sagrado y lo profano, entre la norma y la libertad. Y en cada piedra, una historia que no se ha olvidado.
Castillo de Trasmoz: piedra, sombra y conjuro
En lo alto del pueblo, como si vigilara los secretos del Moncayo, se alza el Castillo de Trasmoz. Sus muros, desgastados por siglos de viento y leyenda, no solo cuentan historia: la susurran. Construido en el siglo XII por orden de Alfonso I el Batallador, fue bastión defensivo, refugio de nobles y escenario de disputas con el Monasterio de Veruela. Pero su fama no viene solo de la guerra: viene del misterio.
Dicen que aquí se celebraban aquelarres, que las brujas preparaban pócimas bajo la luna, que los conjuros se mezclaban con el eco de los rezos. El castillo fue acusado de albergar lo oculto, y esa acusación se convirtió en identidad. Hoy, sus ruinas son símbolo de resistencia, de leyenda, de lo que no se puede explicar pero sí sentir.
Desde la Torre del Homenaje, la vista se abre al valle como si el tiempo se detuviera. Y en su interior, una exposición permanente recoge objetos recuperados, documentos históricos y recreaciones que permiten imaginar lo que fue… o lo que pudo haber sido.
Museo de la Brujería: memoria de lo invisible
Dentro del castillo, el Museo de la Brujería ofrece un recorrido por el imaginario mágico de Aragón. No es un museo de disfraces: es un espacio de memoria. Aquí se habla de la Tía Casca, figura legendaria ajusticiada por brujería, y de las mujeres que fueron perseguidas por saber demasiado, por curar con hierbas, por hablar con la luna.
El museo recoge amuletos, textos antiguos, utensilios y testimonios que reconstruyen la historia de la brujería como fenómeno cultural y social. También se conecta con la literatura, con las Cartas desde mi celda de Bécquer, y con las fiestas actuales que celebran la luz, la sombra y la memoria.
Horarios de visita
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Temporada alta (verano, puentes y festivos): Abierto de 11:00 a 14:30 h, especialmente durante eventos como la Fiesta de las Brujas (julio) o la Fiesta de las Ánimas (noviembre).
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Temporada baja (invierno): El castillo suele cerrar entre diciembre y febrero, excepto en fechas señaladas como el puente de la Constitución. Por ejemplo, en 2024 estuvo abierto del 6 al 9 de diciembre.
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Reapertura anual: Generalmente a partir de febrero o marzo, según condiciones climáticas y agenda cultural.
Precios
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Entrada general: 3 €
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Niños y grupos escolares: consultar condiciones especiales en el punto de información local o redes sociales del Ayuntamiento de Trasmoz.
Información adicional
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Ubicación: Calle José Antonio, 4 – Trasmoz, Zaragoza
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Web oficial: trasmoz.com
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Recomendación: Llevar calzado cómodo para subir al castillo y consultar previamente si hay visitas guiadas o actividades especiales.
Rutas de senderismo desde Trasmoz al Parque Natural del Moncayo
Desde Trasmoz se puede acceder a varias rutas de senderismo hacia el Parque Natural del Moncayo, como el ascenso al Pico Moncayo desde el Santuario de la Virgen, el Hayedo de Peña Roya o los Caminos de Veruela. Son recorridos de dificultad media a alta, ideales para conectar naturaleza y leyenda.
1. Pico Moncayo y Peña Negrilla desde el Santuario
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Distancia: 10,8 km
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Duración: 4 h 50 min
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Desnivel: 860 m
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Dificultad: Moderada
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Inicio: Santuario de la Virgen del Moncayo (a 20 min en coche desde Trasmoz)
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Descripción: Ruta clásica para alcanzar la cima del Moncayo (2.314 m), la montaña más alta del Sistema Ibérico. Ideal para quienes buscan vistas panorámicas y una experiencia física y espiritual.
2. Hayedo de Peña Roya
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Distancia: 6–8 km (según variante)
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Dificultad: Fácil a moderada
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Descripción: Recorrido por uno de los hayedos más bellos de Aragón, especialmente espectacular en otoño. Senderos suaves, ideales para fotografía y conexión sensorial.
3. Caminos de Veruela – Ruta becqueriana
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Distancia: Variable (entre 3 y 7 km)
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Dificultad: Fácil
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Descripción: Ruta literaria que conecta el Monasterio de Veruela con paisajes que inspiraron a Bécquer. Perfecta para integrar cápsulas narrativas y citas de Cartas desde mi celda.
4. Circular Trasmoz y su castillo
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Distancia: 2 km
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Desnivel: 49 m
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Dificultad: Moderada
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Descripción: Recorrido corto que rodea el pueblo y el castillo, ideal como introducción antes de adentrarse en rutas más largas.
Monasterio de Veruela: donde la piedra guarda silencio y poesía
A los pies del Moncayo, donde el aire se vuelve más denso y el tiempo parece detenerse, se alza el Monasterio de Veruela. Fundado en el siglo XII por monjes cistercienses, este conjunto monástico no solo fue refugio espiritual, sino también escenario de leyendas, disputas y versos. Aquí, la historia no se conserva: se respira.
Sus muros góticos, su claustro silencioso y su iglesia sobria hablan de recogimiento, de trabajo, de fe. Pero también de resistencia. Desde Veruela, los monjes intentaron someter al pueblo de Trasmoz, dando inicio a un conflicto que aún resuena en la memoria. La excomunión de Trasmoz, dictada desde estas mismas tierras, convirtió al monasterio en antagonista de una leyenda que hoy se celebra.
Y sin embargo, Veruela también fue refugio de poetas. En 1864, Gustavo Adolfo Bécquer se instaló aquí buscando alivio para su salud y sosiego para su alma. Desde su celda, escribió las célebres Cartas desde mi celda, donde el paisaje, las gentes y las leyendas del Moncayo se transformaron en literatura. En sus palabras, Veruela se convierte en espacio de contemplación, de misterio, de belleza serena.
Hoy, el monasterio acoge exposiciones, conciertos y visitas guiadas. Su entorno natural, sus jardines y su arquitectura invitan a la pausa, al recogimiento, a la inspiración. Es parada obligada para quienes buscan entender el alma del Moncayo, entre lo sagrado y lo profano, entre la historia y el mito.
Horarios de visita
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Horario de invierno (1 octubre – 30 marzo): De 10:30 a 18:00 h Cerrado los lunes (excepto festivos)
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Horario de verano (1 abril – 30 septiembre): De 10:30 a 20:00 h Cerrado los lunes (excepto festivos)
Precios
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Entrada general: 1,80 €
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Entrada reducida: 1,20 € (grupos, estudiantes, mayores de 65 años)
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Entrada gratuita: menores de 12 años, personas con discapacidad, guías oficiales, docentes acreditados
Visitas guiadas
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Duración: aprox. 50 minutos
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Incluidas en el precio de entrada
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Horario invierno (sábados, domingos y festivos): 11:30 h, 12:30 h, 16:00 h
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Horario verano (julio, agosto, septiembre): Martes a viernes: 12:00 h y 17:30 h Sábados, domingos y festivos: 11:30 h, 12:30 h, 16:00 h, 18:00 h
Información práctica
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Dirección: Carretera Vera de Moncayo, s/n – Vera de Moncayo, Zaragoza
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Contacto: monasteriodeveruela@dpz.es
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Web oficial: turismo.dpz.es
Restaurantes recomendados cerca de Trasmoz
Sabores entre leyendas: la restauración cerca de Trasmoz
Aunque Trasmoz es un pueblo pequeño con opciones limitadas para comer, su entorno ofrece una excelente variedad de restaurantes con encanto. En localidades cercanas como Vera de Moncayo y Tarazona —a menos de 10 km— encontrarás tabernas, casas de comidas y restaurantes con cocina tradicional aragonesa, opciones sin gluten y ambientes que prolongan la magia de la visita. Comer cerca de Trasmoz es saborear la tierra, brindar por la historia y cerrar el día con el paladar agradecido
| Nombre | Ubicación | Tipo de cocina | Destacado por |
|---|---|---|---|
| El Trasmozero | Trasmoz | Cocina casera, opciones sin gluten | Ambiente inclusivo, pan artesanal sin gluten, quesos locales |
| Taberna La Zarzamora | Tarazona | Mediterránea, española, asador | Encanto rústico, platos tradicionales, excelente relación calidad-precio |
| Restaurante Ullate | Tarazona | Tradicional aragonesa | Trato cercano, cocina casera, ideal tras visitas culturales |
| El Molino de Berola | Vera de Moncayo | Local, menú del día | Entorno natural, buena opción tras visitar Veruela |
Dormir entre leyendas: alojamientos junto al Moncayo
Villa de Vera
Casa rural con alma de refugio, situada en el corazón de Vera de Moncayo, a solo unos minutos de Trasmoz.
Hotel El Comendador de Añón****
Un refugio con encanto en pleno corazón del Moncayo. Ubicado en el pintoresco pueblo de Añón
Despedida entre sombras y estrellas
Cuando caiga la noche y las calabazas se apaguen, Trasmoz se despedirá en silencio. El castillo quedará envuelto en sombra, y las calles, en susurros. Pero algo quedará encendido: la memoria. La Fiesta de la Luz de las Ánimas no terminará con la última vela, sino con el eco que cada visitante se llevará consigo.
Entre leyendas y piedra, caminaremos por historias que no estarán en los libros, sino en el aire. Compartiremos miradas, rituales, pasos lentos bajo la luna. Sentiremos que lo invisible también forma parte del viaje.
Trasmoz no se olvidará. Se quedará en el cuerpo como un escalofrío dulce, como una pregunta sin respuesta, como una promesa de volver. Porque hay lugares que no se visitan: se habitan. Y hay noches que no se apagan: se recuerdan.
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