Melilla: guía turística con qué ver, dónde comer y cómo disfrutarla
Melilla: enclave singular en el norte de África
Melilla es una ciudad autónoma española situada en la costa nororiental de África, frente al mar Mediterráneo y a escasos kilómetros de la frontera con Marruecos. Este enclave, separado de la península ibérica por el estrecho de Gibraltar, representa una de las realidades más singulares del mapa español: una ciudad europea en suelo africano, donde conviven culturas, lenguas y tradiciones en un espacio sorprendentemente compacto.
Con apenas 12,3 km² de superficie, Melilla es la única ciudad española que combina tres atributos excepcionales:
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Ubicación extrapeninsular
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Frontera terrestre con otro país
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Alta densidad patrimonial y arquitectónica en un espacio reducido
Este tamaño la convierte en una ciudad ideal para explorar a pie, donde cada calle ofrece una mezcla de modernismo, historia militar, legado sefardí y vida cotidiana multicultural. Desde los acantilados de Aguadú hasta las murallas de Melilla la Vieja, el viajero descubre una ciudad que desafía las expectativas y condensa siglos de historia en apenas unas horas de paseo.
Historia de Melilla: entre fenicios, fortalezas y fronteras
Melilla no nació ayer. Su historia es tan profunda como las rocas calcáreas sobre las que se asienta. Ya en el siglo VIII a. C., los fenicios fundaron un enclave comercial llamado Rusadir, que en púnico significa “cabo imponente”. Desde entonces, esta pequeña península ha sido codiciada por imperios y civilizaciones que dejaron huella en sus murallas, sus calles y su alma.
Tras los fenicios llegaron los cartagineses, y más tarde los romanos, que la integraron en la provincia de Hispania Transfretana. Rusadir fue colonia, puerto estratégico y punto de paso entre África y Europa. Luego vinieron los bizantinos, los visigodos y, en el siglo VIII, los musulmanes, que la rebautizaron como Melilia. Durante siglos, fue plaza comercial, ciudadela fortificada y refugio de culturas diversas.
Pero el gran giro llegó en 1497, cuando Pedro de Estopiñán, al mando del duque de Medina Sidonia y con el beneplácito de los Reyes Católicos, ocupó la ciudad. Desde entonces, Melilla se convirtió en bastión español en el norte de África, resistiendo asedios, negociando tratados y evolucionando como frontera viva entre dos mundos.
A lo largo del siglo XIX y XX, Melilla fue escenario de campañas militares, reformas urbanas y una explosión arquitectónica modernista que aún hoy sorprende al visitante. Su historia reciente está marcada por la convivencia de culturas —cristiana, musulmana, judía e hindú— que comparten espacio, tradiciones y futuro.
Hoy, Melilla es mucho más que una ciudad amurallada: es un cruce de caminos, una cápsula del tiempo y un laboratorio de convivencia.
Melilla la Vieja y el Primer Recinto Fortificado
Melilla la Vieja: el núcleo fundacional
Aquí empezó todo.
Melilla nació entre piedras defensivas y vistas al mar, como vigía de imperios y refugio de culturas.
Sobre un peñón que se adentra en el Mediterráneo, se alza Melilla la Vieja, la ciudadela amurallada que guarda los secretos de más de 2.000 años de historia. Este enclave, también conocido como El Pueblo, es el corazón histórico de la ciudad y uno de los conjuntos fortificados más impresionantes de España.
Un viaje al pasado
Desde los fenicios, que fundaron Rusadir en el siglo VIII a. C., hasta los Reyes Católicos que la incorporaron a la Corona de Castilla en 1497, Melilla ha sido puerto, bastión y frontera. Las murallas que hoy recorres fueron levantadas entre los siglos XVI y XIX, y aún conservan baluartes, túneles, fosos y torreones que narran su pasado militar.
Qué ver en Melilla la Vieja
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Puerta de Santiago y Plaza de Armas: acceso principal y punto de encuentro. (Puerta de Santiago en la imagen)
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Museo de Historia Militar en el Baluarte de la Concepción.
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Cuevas del Conventico: refugio natural y espacio expositivo.
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Torreón del Bonete y Faro: vistas panorámicas al mar.
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Centro de Interpretación de Melilla la Vieja: ubicado en el Torreón de las Cabras, ofrece una lectura visual y arqueológica de la evolución de los recintos
Puerta de Santiago y Plaza de Armas: el umbral de la ciudadela
Cruzar la Puerta de Santiago es como atravesar siglos de historia en piedra. Construida entre 1549 y 1551 por el ingeniero Miguel de Perea, esta puerta monumental fue diseñada como revellín defensivo para proteger el acceso a la ciudad desde el Segundo Recinto Fortificado. Su trazado en recodo, con casamata interior y torreones flanqueantes, dificultaba el avance enemigo y ofrecía control total sobre el paso.
Sobre el arco de medio punto se alza el escudo imperial de Carlos V, símbolo del poder que consolidó la presencia española en Melilla. A su derecha, el Torreón Desmochado; a la izquierda, el Torreón de las Beatas, ambos integrados en el sistema defensivo. El puente levadizo, restaurado en 1952 con piezas traídas del Peñón de Vélez de la Gomera, completa el conjunto.
Plaza de Armas: espacio de encuentro y memoria
Justo al cruzar la puerta, se abre la Plaza de Armas, el corazón abierto del Primer Recinto. Este espacio, que en su origen servía como punto de reunión militar y ceremonial, hoy es un lugar de descanso, fotografía y contemplación. Rodeada de murallas y con vistas al mar, la plaza conecta con varios puntos clave: el Museo Militar, la Iglesia de la Purísima Concepción y las Cuevas del Conventico.
En sus piedras se han celebrado desfiles, actos religiosos, y hasta ejecuciones públicas en tiempos de guerra. Hoy, es un lugar de paz que conserva la solemnidad de su pasado.
Recomendaciones para la visita
La Puerta de Santiago es el acceso más simbólico a Melilla la Vieja, y merece ser el punto de partida de cualquier recorrido por el casco histórico. Te recomiendo comenzar la visita a primera hora de la mañana, cuando la luz del sol baña las murallas y el ambiente es más tranquilo. Cruza el puente levadizo con calma, observa el escudo imperial de Carlos V y detente a imaginar cómo era la vida en la ciudadela hace cinco siglos.
Una vez dentro, la Plaza de Armas te invita a respirar el pasado. Es un espacio ideal para orientarte, tomar fotografías y conectar con la atmósfera de la ciudad. Desde aquí puedes acceder fácilmente al Museo Militar, las Cuevas del Conventico y otros puntos clave del Primer Recinto. Si puedes, haz coincidir tu visita con una puesta de sol: las vistas desde las murallas hacia el mar son inolvidables.
Lleva calzado cómodo, ya que el pavimento es irregular en algunas zonas, y si vas en verano, evita las horas centrales del día. La visita es perfecta para combinar con una ruta guiada o una parada gastronómica en el centro urbano tras el recorrido.
Horarios y precios
Puerta de Santiago y Plaza de Armas
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Acceso libre todo el año
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Entrada gratuita
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Visita recomendada: de 9:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00 (mejor luz y menor afluencia)
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Ubicación: acceso desde el Segundo Recinto, junto al Torreón Desmochado
Museo Histórico Militar de Melilla: memoria entre murallas
En lo alto del Baluarte de la Concepción, donde el viento del Mediterráneo acaricia las piedras centenarias, se encuentra uno de los espacios más evocadores de Melilla: el Museo Histórico Militar. No es solo un museo, es una cápsula del tiempo que narra la historia de la ciudad desde su vocación defensiva hasta su papel estratégico en el norte de África.
Un enclave con historia
El baluarte, construido en el siglo XVI y modificado hasta el XVIII, fue almacén de pólvora, prisión, gabinete meteorológico y vivienda popular antes de convertirse en museo en 1997, con motivo del V Centenario de la españolidad de Melilla. Hoy, este espacio declarado Bien de Interés Cultural ofrece una colección de más de 600 piezas que ilustran la evolución militar de la ciudad.
Qué encontrarás
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El famoso cañón “Calabrino”, gemelo de “El Caminante”, que marcó la frontera de Melilla en 1862.
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Una máquina Enigma, símbolo de la inteligencia militar.
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Objetos personales de figuras clave como el general Margallo y el coronel Morales.
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Uniformes, mapas, dioramas, condecoraciones y maquetas que reconstruyen batallas, campañas y momentos clave.
Una visita con vistas
Además de sus dos salas expositivas, el museo cuenta con terrazas desde las que se contemplan vistas espectaculares de la ciudad, el puerto y la costa marroquí. Es un lugar donde la historia se respira y se observa.
Información práctica
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Dirección: C/ Concepción, 5 – Melilla la Vieja
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Horario: Martes a domingo, de 10:00 a 14:00 h. Lunes cerrado
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Entrada: Gratuita
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Acceso: Solo a pie o en taxi desde el centro
Cuevas del Conventico: refugio, rito y memoria bajo tierra
Melilla también se cuenta bajo tierra.
En el corazón de Melilla la Vieja, excavadas en la roca arenisca del acantilado, se encuentran las Cuevas del Conventico, un conjunto subterráneo que ha sido refugio, almacén, espacio religioso y testigo silencioso de siglos de historia. Su origen es parcialmente natural —formado por la erosión marina en la antigua Cala de Trápana— y parcialmente humano, ampliado y adaptado desde el siglo XVIII.
Historia viva en tres niveles
Las cuevas se dividen en tres niveles conectados por escaleras:
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Nivel de entrada: galería irregular con ventanas al mar, donde se percibe la luz y el salitre del Mediterráneo.
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Nivel intermedio: antiguo osario de la iglesia, hoy acceso a la Cala de Trápana.
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Nivel inferior: el más monumental, con planta en cruz papal y bóvedas de ladrillo. Aquí se celebraban misas en tiempos de asedio, se escondían imágenes religiosas y hasta funcionó un horno de pan.
Durante el sitio de Melilla de 1774–75, las cuevas ofrecieron cobijo a la población civil y al clero. En el siglo XX, fueron restauradas y hoy forman parte del circuito patrimonial de la ciudad.
Una experiencia sensorial
Visitar las Cuevas del Conventico es descender a las entrañas de la ciudad. El eco de los pasos, la humedad de la piedra y las vistas al mar desde sus ventanas crean una atmósfera única. Es un lugar donde la historia se siente, no solo se observa.
Información práctica
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Dirección: Calle de la Iglesia 2–4, Melilla la Vieja
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Horario:
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Invierno: Martes a sábado 10:00–14:00 y 16:30–20:00; domingos 10:30–14:00
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Verano: Martes a sábado 10:30–14:00 y 17:00–21:00; domingos 10:30–14:00
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Cerrado los lunes
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Entrada: Gratuita para ciudadanos de la UE
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Reservas: 952 680 929 / ciudadmonumental@melilla.es
Torreón del Bonete y Faro: luz sobre la frontera
En el extremo oriental de Melilla la Vieja, donde el mar golpea con fuerza y la historia se asoma al horizonte, se alza el Torreón del Bonete. Este bastión de piedra, construido en 1515, fue durante siglos vigía de embarcaciones, punto defensivo y escenario de leyendas. Su nombre proviene de su forma peculiar, que recuerda al gorro usado por seminaristas y eclesiásticos. A lo largo de los siglos, también fue conocido como Torreón de las Cruces o incluso Palo del Suplicio, por las ejecuciones que allí se realizaban.
Un faro con alma
Sobre el torreón se construyó en 1918 el actual Faro de Melilla, una estructura de dos pisos con torre cilíndrica troncocónica, revestida con sillares de basalto del monte Gurugú. Su linterna, equipada con una lente Fresnel fabricada en París en 1890, ofrece un campo de iluminación de 180º, suficiente para guiar a los barcos que llegan desde la península.
Este faro no es solo funcional: es símbolo de bienvenida, el primer destello que ven los viajeros al llegar por mar. Su silueta es una de las más fotografiadas de la ciudad, y desde su azotea se contemplan vistas espectaculares del puerto, el Frente de Trápana y el Mediterráneo abierto.
Patrimonio vivo
El Torreón del Bonete forma parte del Primer Recinto Fortificado de Melilla la Vieja y está declarado Bien de Interés Cultural. Su historia está ligada a la evolución defensiva de la ciudad, desde los cañones a barbeta del siglo XVIII hasta su uso como torre de señales nocturnas con fogatas.
Información práctica
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Ubicación: Frente de Mar, Melilla la Vieja
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Acceso: Exterior visible todo el año; interior no siempre abierto al público
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Recomendación: Visita al atardecer para capturar la luz del faro sobre el mar
Centro de Interpretación de Melilla la Vieja: el arte de leer murallas
Melilla no solo se recorre, se interpreta.
En pleno corazón del Primer Recinto Fortificado, dentro del histórico Torreón de las Cabras, se encuentra el Centro de Interpretación de Melilla la Vieja (CIMLaV). Este espacio expositivo, impulsado por la Fundación Melilla Ciudad Monumental, está diseñado para ayudar al visitante a comprender la evolución arquitectónica, defensiva y urbana de la ciudad desde sus orígenes hasta el presente.
Un museo vivo entre piedras
El centro se distribuye en dos niveles:
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Nivel superior: accesible desde la Cuesta de la Florentina, ofrece una visión panorámica de los recintos amurallados.
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Nivel inferior: se accede desde el ascensor instalado en el torreón, al nivel de la antigua cota de desembarco.
En el centro de la sala emerge un muro original descubierto entre los restos del terraplén, visible a través de una losa acristalada. A su alrededor, paneles, maquetas y recursos audiovisuales narran la historia de Melilla como ciudad fortificada, desde Rusadir hasta el siglo XX. Es un espacio que convierte la arquitectura en relato.
Ideal para comenzar la visita
El CIMLaV es el punto de partida perfecto para entender la lógica de los cuatro recintos fortificados, los usos militares y civiles de cada espacio, y la evolución urbana de Melilla la Vieja. Además, ofrece visitas guiadas que contextualizan cada rincón del casco histórico.
Información práctica
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Dirección: Cuesta de la Florentina, s/n – Torreón de las Cabras
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Horario:
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Invierno: Martes a sábado 10:00–14:00 y 16:00–20:00; domingos 10:30–14:00
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Verano: Martes a sábado 10:30–14:00 y 17:00–21:00; domingos 10:30–14:00
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Cerrado los lunes
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Entrada: Gratuita para ciudadanos de la UE
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Contacto: 952 686 089 / ciudadmonumental@melilla.es
Recintos fortificados y expansión militar.
Melilla entre murallas (siglos XVI–XIX)
Segundo y Tercer Recinto: la espina dorsal de la ciudadela
Melilla nació entre piedras defensivas y vistas al mar, como vigía de imperios y refugio de culturas. Tras cruzar el Primer Recinto, el viajero se adentra en el corazón estratégico de la ciudadela: el Segundo y Tercer Recinto Fortificado, construidos entre los siglos XVII y XVIII sobre el istmo que une el peñón rocoso con el continente africano. Estas estructuras no solo ampliaron la capacidad defensiva de Melilla, sino que marcaron el inicio de su transformación urbana y militar.
Arquitectura de frontera
El Segundo Recinto alberga espacios clave como la Plaza de Armas, el Foso del Hornabeque, la Puerta de la Victoria y los baluartes de San Pedro y San José. Fue diseñado para resistir asedios y canalizar el tránsito entre los recintos. Su trazado en plataformas, rampas y túneles crea una experiencia envolvente, donde el visitante se siente parte de la historia.
El Tercer Recinto, más elevado, incluye zonas como el Frente de Levante, el Hospital del Rey, y las Murallas de Trápana. Aquí se percibe la superposición de volúmenes defensivos y la transición hacia espacios civiles. Las vistas al mar y a la ciudad moderna desde sus murallas son espectaculares.
Ambos recintos fueron restaurados con respeto a sus materiales originales y hoy forman parte del conjunto declarado Bien de Interés Cultural desde 1953.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo iniciar el recorrido desde la Plaza de las Cuatro Culturas, accediendo al Segundo Recinto por el Foso del Hornabeque. Desde allí, asciende por rampas y pasarelas hacia el Tercer Recinto, deteniéndote en miradores, túneles y plazas. Es una ruta ideal para la mañana o el atardecer, con luz suave y menos afluencia.
Lleva calzado cómodo, ya que el terreno es irregular, y reserva al menos 1–2 horas para disfrutarlo sin prisas. Si puedes, acompaña la visita con una guía local o audioguía para captar los detalles arquitectónicos y las historias ocultas.
Información práctica
Segundo y Tercer Recinto Fortificado de Melilla
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Ubicación: Melilla la Vieja, acceso desde Plaza de las Cuatro Culturas o Cuesta de la Florentina
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Horario:
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Invierno: Martes a sábado 10:00–14:00 y 16:00–20:00; domingos 10:30–14:00
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Verano: Martes a sábado 10:30–14:00 y 17:00–21:00; domingos 10:30–14:00
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Cerrado los lunes
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Entrada: Gratuita para ciudadanos de la UE
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Acceso: A pie, con señalización desde el centro histórico
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Información: ciudadmonumental@melilla.es / 952 686 089
Hospital del Rey: piedra, pólvora y patrimonio
El Hospital del Rey, construido entre 1758 y 1774 sobre los restos de antiguos hospitales coloniales y tras la voladura de un polvorín en el Hoyo de la Cárcel. Su ubicación, en la Plaza de la Parada, lo convierte en un punto clave del Tercer Recinto Fortificado, donde la arquitectura militar se transforma en espacio civil.
Un edificio con alma
El proyecto original fue firmado por los ingenieros Thomas Warluzel y Juan de Dios González, y más tarde reformado por Manuel de Vilademunt, quien reforzó sus muros para hacerlo “a prueba de bomba”. El resultado fue un edificio de dos plantas, con patio central porticado, arcos de medio punto y una fachada sobria pero imponente. En 1849 se sustituyó la galería de madera por arcadas de mampostería, ampliando su capacidad y resistencia.
Durante siglos, el Hospital del Rey fue símbolo de atención, refugio y resistencia. Hoy, tras su restauración en los años 90, alberga el Archivo Histórico de Melilla, salas de exposiciones, bibliotecas especializadas y el futuro Museo de Tipografía y Artes Gráficas, con fondos de la Cooperativa Gráfica Melillense
Espacio cultural vivo
Además de su valor patrimonial, el Hospital del Rey es un centro de actividad cultural. Acoge exposiciones temporales y permanentes, instalaciones artísticas, fotografía, escultura y eventos literarios. Su sala principal, de más de 300 m², es una de las más completas de la ciudad.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo visitar el Hospital del Rey como parte de tu recorrido por el Tercer Recinto. Es ideal para media mañana, cuando la luz entra por los arcos del patio y el ambiente es tranquilo. Si te interesa la historia gráfica, la imprenta o el patrimonio documental, este espacio te sorprenderá. Además, es un lugar perfecto para descansar, leer o asistir a una exposición.
Información práctica
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Ubicación: Plaza de la Parada, Melilla la Vieja
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Horario:
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Lunes a viernes: 9:00–13:00
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Cerrado fines de semana y festivos
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Entrada: Gratuita
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Contacto: Consejería de Cultura / Archivo Histórico de Melilla
Murallas de Trápana: el muro que mira al mar
Y pocas piedras hablan tanto como las del Frente de Trápana, el tramo norte del Primer Recinto Fortificado de Melilla la Vieja. Estas murallas, construidas en el siglo XVI y reconstruidas en el XVIII, se alzan sobre los acantilados que miran al Mediterráneo, formando una línea de defensa natural y monumental que protegía la ciudad de ataques marítimos y terrestres.
Historia entre rocas y leyendas
El nombre “Trápana” proviene de la antigua Cala de Trápana, una ensenada natural que servía de desembarco y refugio. Bajo estas murallas se encuentran las Cuevas del Conventico, excavadas en el siglo XVIII como almacenes y refugios durante los asedios. El conjunto incluye también la Muralla de las Cruces, restaurada entre 1953 y 1954, y espacios anexos como el Antiguo Convento de los Franciscanos y el Palomar de Ingenieros, que añaden capas de historia al recorrido.
Desde el Frente de Trápana se accede a algunos de los miradores más espectaculares de Melilla la Vieja, donde el mar, la piedra y la historia se funden en una sola imagen.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo recorrer las Murallas de Trápana al atardecer, cuando la luz dorada resalta los relieves de la piedra y el mar se tiñe de azul profundo. Es un tramo ideal para fotografía, contemplación y conexión con el pasado. Puedes iniciar la ruta desde la Plaza de las Cuatro Culturas y descender hacia la Cala de Trápana, combinando la visita con las Cuevas del Conventico y el Torreón del Bonete.
Lleva calzado cómodo y presta atención a los desniveles del terreno. Si te interesa la historia militar o la arquitectura defensiva, este tramo es imprescindible.
Información práctica
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Ubicación: Frente norte del Primer Recinto Fortificado, Melilla la Vieja
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Horario:
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Acceso libre todo el año
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Recomendado: de 9:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00
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Entrada: Gratuita
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Acceso: A pie desde el casco histórico, señalizado en rutas patrimoniales
Convento de los Franciscanos: fe, piedra y memoria en el corazón de Melilla
El Convento de los Franciscanos, ubicado en el Primer Recinto Fortificado, es uno de los edificios más antiguos y simbólicos de la ciudad. Fue fundado en 1661 por orden de Felipe IV, quien adquirió dos viviendas para alojar a los frailes capuchinos encargados de atender las necesidades religiosas de las plazas de Melilla y el Peñón de Vélez de la Gomera.
Arquitectura sobria, historia profunda
El edificio, de estilo austero y funcional, conserva elementos originales como sillares de época, columnas toscanas y un patio porticado de 23 m² que conecta directamente con las Cuevas del Conventico, utilizadas como refugio y almacén litúrgico durante los asedios. Su fachada mira hacia la plazoleta de la Iglesia de la Purísima Concepción, y su interior alberga la Colección Museográfica de Arte Sacro, con piezas religiosas, ornamentos y documentos históricos.
Durante el siglo XIX, el convento también sirvió como residencia forzada para diputados liberales desterrados tras el regreso de Fernando VII, entre ellos el poeta Francisco Sánchez Barbero, que falleció en la plaza en 1819.
Recomendaciones para la visita
Este espacio es ideal para una visita tranquila, en conexión con la historia espiritual de Melilla. Te recomiendo acceder desde la zona de las Cuevas del Conventico y recorrer el patio interior, donde aún se percibe el silencio conventual. La colección de arte sacro ofrece una mirada íntima al patrimonio religioso de la ciudad, y el entorno invita a la contemplación.
Información práctica
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Ubicación: Calle Miguel Acosta, Melilla la Vieja
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Horario:
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Lunes a viernes: 9:00–13:00
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Fines de semana: cerrado
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Entrada: Gratuita
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Más información: Melilla Monumental – El Conventico
Bien de Interés Cultural y parte del Conjunto Histórico Artístico de Melilla
Iglesia de la Purísima Concepción: fe entre murallas
La Iglesia de la Purísima Concepción, construida entre 1556 y 1575, es el edificio religioso más antiguo de Melilla y uno de los más simbólicos. Se alza en el corazón de Melilla la Vieja, sobre los restos de la antigua ermita de la Victoria, y ha sido testigo de terremotos, asedios, reformas y devociones que han marcado la historia de la ciudad.
Historia viva en piedra y altar
Inicialmente dedicada a San Miguel Arcángel, la iglesia fue reconstruida tras varios temblores, con intervenciones de arquitectos como Juan Bautista Antonelli y Jorge Fratin, y finalmente consagrada a la Concepción de la Virgen María en 1663. Su arquitectura barroca, sobria por fuera y rica por dentro, alberga capillas laterales, columnas toscanas y un suelo ajedrezado de mármol blanco y negro.
En su retablo mayor se venera a la Virgen de la Victoria, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua Honoraria de Melilla. También destacan las imágenes del Cristo de Limpias y otras piezas clave de la Semana Santa melillense. Hasta 1797, fue el único cementerio de la ciudad, y aún conserva criptas con restos de antiguos moradores de la plaza.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo visitar la iglesia en silencio, dejando que el espacio hable. La luz que entra por los arcos laterales, el eco de los pasos sobre el mármol y el aroma a incienso crean una atmósfera única. Es ideal para cerrar el recorrido por Melilla la Vieja, conectando la historia militar con la devoción popular. Si coincide con alguna festividad religiosa, la experiencia se vuelve aún más intensa.
Información práctica
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Dirección: Calle Miguel Acosta, 7 – Melilla la Vieja
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Horario:
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Lunes a viernes: 9:00–13:00
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Fines de semana: según culto y eventos religiosos
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Entrada: Gratuita
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Contacto: 952 976 201 / ciudadmonumental@melilla.es
Modernismo melillense.
La flor de piedra en el Ensanche
Casa Tortosa: modernismo floral en el corazón urbano
Melilla se reinventó como museo al aire libre, donde el hierro forjado y los azulejos cuentan historias de progreso.
Casa Tortosa, ubicada en el número 9 de la Avenida Juan Carlos I Rey, es una joya del modernismo melillense y una de las obras más celebradas del arquitecto Enrique Nieto, discípulo de Gaudí. Su fachada, restaurada en 1914 sobre el antiguo Economato Militar, es un despliegue de formas vegetales, simetrías geométricas y detalles escultóricos que convierten el edificio en una obra de arte urbana.
Una fachada que florece
El edificio presenta una composición tripartita, con nueve vanos en su planta principal y una planta baja reformada para uso comercial. Lo que lo distingue es su ornamentación: ménsulas con rostros femeninos, barandillas que se transforman en hojarasca, y un antepecho decorado con girasoles, margaritas y tulipanes. Cada elemento parece brotar de la piedra, en una celebración naturalista que recuerda al modernismo barcelonés.
En su historia, la Casa Tortosa ha sido sede de comercios, consulta médica y espacio residencial. Desde 1933, albergó el local comercial “Tortosa & López Ávalos”, que le dio el nombre con el que hoy se la conoce.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo visitar la Casa Tortosa como parte de una ruta modernista por el Ensanche. Es ideal para la mañana, cuando la luz resalta los relieves florales de la fachada. Detente a observar los detalles: los rostros, los balaustres, el escudo central. Si puedes, acompaña la visita con otras obras de Enrique Nieto como el Teatro Kursaal, la Casa Melul o el Palacio de la Asamblea.
Es un punto perfecto para fotografía arquitectónica, contenido visual y storytelling urbano. También puedes enlazarlo con una parada gastronómica en los cafés cercanos, aprovechando su ubicación céntrica.
Información práctica
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Dirección: Avenida Juan Carlos I Rey, 9 – Barrio Héroes de España
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior no visitable (uso privado y comercial)
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Entrada: Gratuita (visita exterior)
Teatro Kursaal: escenario de piedra y memoria
El Teatro Kursaal-Fernando Arrabal ocupa un lugar central. Inaugurado el 31 de octubre de 1930, este edificio diseñado por Enrique Nieto, discípulo de Gaudí, se convirtió en el gran templo del espectáculo en Melilla. Su estilo modernista, sobrio pero monumental, lo distingue como uno de los espacios escénicos más emblemáticos del norte de África.
De barracón a símbolo cultural
Antes de ser teatro, el solar albergó un salón de recreo de madera con pista de patinaje, bar y cinematógrafo, inaugurado en 1912 como Salón Kursaal. En 1930, tras su demolición, se levantó el edificio actual con un diseño que combinaba funcionalidad y elegancia: fachada verticalista, galerías curvas, palcos laterales y un gran patio de butacas. A lo largo de su historia, ha sido cine, teatro de variedades, sala de zarzuela y sede de festivales.
Durante la Guerra Civil, fue rebautizado como Teatro Nacional, y en 2011 recuperó su nombre original junto al homenaje al dramaturgo melillense Fernando Arrabal.
Un espacio vivo
Hoy, el Kursaal es sede de la Semana de Cine de Melilla (del 5 al 11 de Mayo), conciertos, obras teatrales, exposiciones y eventos institucionales. Su programación combina cultura local e internacional, y su rehabilitación ha respetado los elementos originales, como la carpintería interior y la ornamentación escultórica.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo visitar el Teatro Kursaal tanto por fuera como por dentro. Su fachada, ubicada en la calle Cándido Lobera, se integra en el Ensanche modernista y ofrece una excelente oportunidad para fotografía arquitectónica. Si puedes, asiste a una función: el interior conserva la atmósfera clásica de los grandes teatros, con buena acústica y una distribución envolvente.
También puedes enlazar la visita con otros edificios de Enrique Nieto en la zona, como la Casa Melul o el Palacio de la Asamblea, creando una ruta visual y narrativa por el modernismo melillense.
Información práctica
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Dirección: Calle Cándido Lobera, 6 – Ensanche Modernista
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior accesible durante funciones y eventos culturales
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Entrada: Según programación (consultar cartelera local)
Casino Militar: elegancia neoclásica en la plaza de España
El Casino Militar se alza como símbolo de la presencia institucional y del refinamiento arquitectónico. Situado en plena Plaza de España, entre el Banco de España y el Palacio de la Asamblea, este edificio forma parte del Conjunto Histórico Artístico de Melilla y está declarado Bien de Interés Cultural.
Arquitectura con vocación monumental
El solar fue concedido en 1913, y su construcción se desarrolló entre 1920 y 1934, con aportaciones de varios arquitectos e ingenieros, entre ellos Emilio Alzugaray, Jorge Palanca, Luis Sicre y Enrique Nieto, quien diseñó el hall principal. El resultado es un edificio de estilo neoclásico con influencias del Segundo Imperio, de planta cuadrada, dos alturas y azotea, construido con mampostería de piedra local y ladrillo macizo, y reforzado con vigas de hierro.
Su fachada principal destaca por su eje vertical: puerta flanqueada por columnas dóricas, balcones con balaustradas, pilastras ornamentales y un frontón triangular. El interior combina elementos neoárabes en el vestíbulo con salones de estilo clásico, creando una atmósfera institucional y elegante.
Espacio de historia y cultura
Además de su función como sede social del estamento militar, el Casino alberga exposiciones temporales, conferencias y actos conmemorativos. En 2023, por ejemplo, acogió una muestra dedicada al ingeniero Francisco Roldán, pionero en el diseño de los recintos fortificados y el ensanche urbano de Melilla.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo visitar el Casino Militar como parte de tu recorrido por la Plaza de España, combinándolo con el Palacio de la Asamblea y el Banco de España. Es ideal para fotografía arquitectónica, contenido institucional y eventos culturales. Si coincide con alguna exposición, el interior merece una visita pausada: el vestíbulo, las escaleras y los salones conservan el aire solemne de la Melilla de entreguerras.
Información práctica
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Dirección: Plaza de España, s/n – Ensanche Modernista
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior accesible durante exposiciones y actos públicos
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Entrada: Gratuita (según evento)
Palacio de la Asamblea: arquitectura cívica en clave art déco
El Palacio de la Asamblea se alza como símbolo de poder civil y elegancia arquitectónica. Construido entre 1933 y 1950, este edificio de estilo art déco es obra del arquitecto Enrique Nieto, discípulo de Gaudí, y se ubica en el solar más destacado de la ciudad: la Plaza de España, corazón del Ensanche Modernista.
Un palacio para la ciudad
El proyecto original fue precedido por varios concursos y propuestas, desde la idea de construir una Comandancia General hasta el diseño definitivo que consolidó el edificio como sede del Ayuntamiento y la Asamblea de Melilla. Su fachada, de líneas verticales y simetría monumental, combina elementos clásicos con detalles modernistas: pilastras estriadas, ventanales enmarcados, relieves geométricos y un escudo institucional que corona el conjunto.
El interior alberga salones de plenos, despachos institucionales, y una galería de retratos históricos, además de espacios para exposiciones temporales y actos oficiales. Su diseño responde a la vocación de representar a la ciudad con dignidad, sobriedad y modernidad.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo visitar el Palacio de la Asamblea como parte de tu recorrido por la Plaza de España. Es ideal para fotografía arquitectónica, contenido institucional y narrativa urbana. Si coincide con alguna exposición o jornada de puertas abiertas, el interior merece una visita pausada: el vestíbulo, las escaleras y los salones conservan el aire solemne de la Melilla de entreguerras.
También puedes enlazar la visita con el Casino Militar, el Banco de España y el Parque Hernández, creando una ruta visual por el poder civil y el diseño urbano del siglo XX.
Información práctica
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Dirección: Plaza de España, s/n – Ensanche Modernista
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior accesible durante actos públicos y visitas institucionales
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Entrada: Gratuita (según evento)
Plaza de España: corazón cívico y escenografía urbana
La Plaza de España es el epicentro institucional, administrativo y simbólico de la Melilla contemporánea. Diseñada en el marco del Ensanche Modernista a principios del siglo XX, esta plaza monumental articula los principales edificios del poder civil: el Palacio de la Asamblea, el Casino Militar, el Banco de España y la Delegación del Gobierno.
Diseño urbano con vocación escénica
La plaza combina elementos de urbanismo racionalista con trazas de jardín romántico: parterres geométricos, fuentes ornamentales, esculturas cívicas y una vegetación cuidadosamente distribuida. En su centro se alza el monumento a los Héroes de España, rodeado por bancos de piedra, farolas de época y caminos peatonales que invitan a la contemplación.
Su trazado responde a una lógica de representación: cada edificio que la rodea tiene una función institucional, y su disposición crea una escenografía urbana que refuerza la identidad melillense como ciudad fronteriza, moderna y multicultural.
Recomendaciones para la visita
La Plaza de España es ideal para visitar a media mañana o al atardecer, cuando la luz realza los detalles arquitectónicos y el ambiente es más tranquilo. Puedes recorrerla en sentido circular, deteniéndote en cada edificio emblemático y observando los relieves, escudos y estilos que definen el paisaje urbano.
Es perfecta para fotografía arquitectónica, contenido institucional y narrativa sobre el poder civil. También puedes enlazarla con el Parque Hernández, el Casino Militar, el Palacio de la Asamblea y el inicio del Paseo Marítimo, creando una ruta que une arquitectura, naturaleza y memoria urbana.
Información práctica
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Dirección: Plaza de España – Ensanche Modernista
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Horario: Acceso libre, todo el año
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Actividades: Paseo, fotografía, eventos institucionales
Melilla plural.
Fe, convivencia y ciudad viva
Mezquita Central: espiritualidad y arquitectura en el corazón del Rastro
La Mezquita Central, también conocida como Mezquita Aljama, es el principal templo islámico de la ciudad y uno de sus símbolos más reconocibles. Ubicada en la calle García Cabrelles, en pleno barrio del Rastro, fue diseñada por Enrique Nieto, arquitecto municipal y discípulo de Gaudí, y construida entre 1945 y 1947.
Arquitectura neomusulmana con alma melillense
El edificio responde al estilo neomusulmán, con influencias de la arquitectura cairota y andalusí. Su fachada presenta arcos de herradura, balcones con balaustradas, frisos escalonados y una cúpula sobre el chaflán, coronada por un minarete cuadrado que remata en arcos polilobulados y cúpula. El conjunto evoca la mezquita de Al-Nasir en El Cairo, pero con materiales locales: hormigón armado, ladrillo macizo y piedra de la zona.
En su interior, la sala de oración se distribuye en dos niveles, con accesos diferenciados para hombres y mujeres. También incluye una sala de abluciones, aseos, vivienda del imán y espacios educativos. En la planta alta funcionó durante años el CEIP Mediterráneo, y hoy alberga el Centro de Educación de Adultos Carmen Conde Abellán
Recomendaciones para la visita
La Mezquita Central es ideal para visitar por la mañana, cuando la luz resalta los relieves de la fachada y el barrio del Rastro está en plena actividad. Aunque el acceso al interior está reservado a la comunidad musulmana y a visitas autorizadas, el exterior ofrece una excelente oportunidad para fotografía arquitectónica y contenido sobre multiculturalidad urbana.
Te recomiendo integrarla en una ruta por el Rastro, combinando la visita con el Mercado Central, la Sinagoga Or Zaruah y la Iglesia del Sagrado Corazón, para mostrar la convivencia religiosa en Melilla.
Información práctica
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Dirección: Calle General García Cabrelles – Barrio del Rastro
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior accesible solo para culto o visitas autorizadas
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Entrada: Gratuita (visita exterior)
Sinagoga Or Zaruah: luz sagrada en el corazón del centro
La Sinagoga Or Zaruah, cuyo nombre significa “Luz Sagrada”, es el principal templo de la comunidad hebrea melillense. Fue construida en 1925 por Yamin A. Benarroch, en memoria de su padre Aquiba Benarroch, y se ubica en la calle López Moreno, en pleno centro urbano. El edificio es una muestra única de arquitectura neomusulmana aplicada a un templo judío, y representa la convivencia religiosa que define a Melilla.
Arquitectura con alma sefardí
La sinagoga ocupa el último piso de un edificio de tres plantas: en la baja funcionaba el comercio familiar, en la primera estaba la vivienda, y en la superior, el templo. La sala de oración es un espacio diáfano, rectangular y orientado hacia el noreste, con el Aarón HaKodesh (armario sagrado) en la pared este, mirando a Jerusalén. La Hazará, zona destinada a las mujeres, se encuentra en la planta superior, separada por una puerta con cristales de colores.
El estilo arquitectónico combina elementos modernistas con detalles mozárabes y califales: arcos de herradura, pilastras ornamentales, almenas escalonadas y decoración simbólica judía. El proyecto fue supervisado por Enrique Nieto, y participaron artesanos locales como Vicente Maeso (escultura) y José Palomo (cerrajería).
Recomendaciones para la visita
La Sinagoga Or Zaruah no está abierta al público de forma regular, pero puede visitarse mediante autorización o en jornadas culturales. Te recomiendo incluirla en una ruta por el centro histórico, combinándola con la Mezquita Central, la Iglesia del Sagrado Corazón y el Mercado Central, para mostrar la riqueza espiritual y urbana de Melilla.
Aunque el acceso interior es limitado, la fachada y el contexto urbano ofrecen una excelente oportunidad para fotografía, contenido visual y narrativa sobre la convivencia religiosa.
Información práctica
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Dirección: Calle López Moreno – Centro urbano de Melilla
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior accesible solo mediante autorización o eventos culturales
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Entrada: Gratuita (visita exterior)
Más información: Melilla Monumental – Sinagoga Or Zaruah
Templo Hindú de Melilla: espiritualidad colorida en el barrio del Real
El Templo Hindú de Melilla, también conocido como mandir, es el único edificio de culto hindú en la ciudad y uno de los pocos en España. Se ubica en la calle Padre Lerchundi, en el barrio del Real, y fue inaugurado en 1982 como espacio de oración, encuentro y preservación cultural para la comunidad hindú melillense, presente en la ciudad desde principios del siglo XX.
Arquitectura y tradición
El templo destaca por su fachada colorida, decorada con relieves de divinidades hindúes, motivos florales y símbolos geométricos que representan la conexión entre lo material y lo espiritual. En su interior, el altar principal está dedicado a las deidades más veneradas, y las paredes están decoradas con murales devocionales que narran escenas de las escrituras sagradas.
Además de las ceremonias religiosas como pujas, aartis y bhajans, el templo acoge celebraciones abiertas al público como Diwali (festival de las luces) y Holi (fiesta del color), que promueven el diálogo intercultural y la convivencia.
Recomendaciones para la visita
El Templo Hindú es ideal para visitar por la mañana, cuando la luz realza los colores de la fachada y el barrio del Real está en plena actividad comercial. Aunque el acceso al interior está reservado a la comunidad hindú y a visitas autorizadas, el exterior ofrece una excelente oportunidad para fotografía arquitectónica y contenido sobre diversidad religiosa.
Te recomiendo integrarlo con la Mezquita Central, la Sinagoga Or Zaruah y la Iglesia del Sagrado Corazón, Si coincide con festividades como Diwali o Holi, el templo se convierte en un punto de encuentro abierto, lleno de color, música y tradición.
Lleva calzado cómodo y presta atención a los detalles ornamentales: los relieves, los símbolos, los colores. Son claves para transmitir la identidad de la comunidad hindú melillense.
Información práctica
- Dirección: Calle Padre Lerchundi, 18 – Barrio del Real
- Horario:
- Exterior visible todo el año
- Interior accesible durante celebraciones o visitas autorizadas
- Entrada: Gratuita (visita exterior)
Iglesia del Sagrado Corazón: símbolo cristiano en la ciudad moderna
La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, situada en la Plaza Menéndez Pelayo, es el templo cristiano más representativo de Melilla. Fue la primera iglesia construida fuera de las murallas de Melilla la Vieja, y su silueta neorrománica ha acompañado a la ciudad desde su consagración en 1918.
Historia y devoción
El proyecto fue impulsado por el vicario Eduardo Albendín en 1900, y dirigido por el arquitecto Fernando Guerrero Strachan. El templo se construyó con piedra y ladrillo macizo, y su torre central alberga tres campanas bautizadas con los nombres de Virgen de la Victoria, Sagrado Corazón y María.
En su interior, dividido en tres naves, se veneran imágenes muy queridas por los melillenses: el Cristo de la Paz, el Jesús Cautivo, y especialmente la Virgen de la Victoria, patrona y alcaldesa honoraria perpetua de la ciudad. La ornamentación incluye retablos barrocos, tallas en madera y una sillería de coro con representaciones de los apóstoles.
Recomendaciones para la visita
La Iglesia del Sagrado Corazón es ideal para visitar en horario matinal o justo antes del atardecer, cuando la luz natural atraviesa los ventanales y realza los tonos cálidos del interior. Si puedes, elige un día laborable para evitar aglomeraciones y disfrutar del silencio del templo.
Te recomiendo comenzar la visita desde la Plaza Menéndez Pelayo, observando la fachada neorrománica y su torre campanario. Una vez dentro, detente en los detalles: el retablo mayor, las imágenes devocionales, la sillería del coro y los vitrales. Si coincide con alguna celebración litúrgica, como la festividad del Sagrado Corazón o la procesión de la Virgen de la Victoria, la experiencia se vuelve aún más significativa.
Es un espacio perfecto para fotografía interior, contenido sobre patrimonio cristiano y narrativa emocional. También puedes enlazar la visita con el Parque Hernández, el Palacio de la Asamblea y el Casino Militar,
Información práctica
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Dirección: Plaza Menéndez Pelayo – Ensanche Modernista
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Horario:
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Lunes a sábado: 9:00–13:00 y 18:00–20:00
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Domingos y festivos: según culto
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Entrada: Gratuita
Plaza de las Culturas: de huertas fortificadas a espacio de convivencia
La actual Plaza de las Culturas, antaño conocida como Plaza de los Carros, se ubica en el antiguo Cuarto Recinto Fortificado, zona de huertas protegidas por murallas desde el siglo XVIII. Hoy, este espacio funciona como punto de encuentro, tránsito y símbolo de la convivencia melillense.
Presidida por la elegante Casa Salama (1900), y es la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, el templo cristiano más emblemático de Melilla. lLa plaza conserva trazas de su pasado logístico y comercial, como la antigua estación de autobuses que conectaba Melilla con el Protectorado. Su ubicación estratégica la convierte en puerta de entrada a Melilla la Vieja, y en escenario de eventos culturales, exposiciones al aire libre y celebraciones multiculturales.
Recomendaciones para la visita
Ideal para iniciar o cerrar tu recorrido por el casco histórico. Puedes enlazarla con la Puerta de la Marina, el Museo de Historia de Melilla, y los accesos al Primer Recinto Fortificado. Desde aquí se accede fácilmente al Rastro, el Mercado Central, y los templos de las cuatro culturas.
Mercado Central: memoria comercial en el corazón del Rastro
El Mercado Central, también conocido como Mercado del Polígono, fue inaugurado en 1923 tras décadas de propuestas, barracones provisionales y demandas vecinales. Se ubica en la calle General García Margallo, en el barrio del Rastro, y forma parte del Conjunto Histórico Artístico de Melilla, con estatus de Bien de Interés Cultural.
De mercado de abastos a centro cultural
El edificio original fue diseñado por Francisco Carcaño, con una estructura de mampostería, hierro y ladrillo, y una distribución pensada para albergar pescadería, carnicería, frutería y puestos de especias. Durante décadas, fue el epicentro de la vida comercial melillense, especialmente en las mañanas, cuando el barrio del Rastro bullía de actividad.
Hoy, el antiguo mercado ha sido reconvertido en un centro cultural y educativo, que alberga el Conservatorio Oficial de Música, el Centro de Educación de Adultos y la Escuela Oficial de Idiomas. Aunque su función ha cambiado, el edificio conserva su esencia arquitectónica y sigue siendo un punto de referencia urbano.
Recomendaciones para la visita
El Mercado Central es ideal para visitar por la mañana, cuando el barrio del Rastro está activo y se percibe la mezcla de culturas que define a Melilla. Aunque el interior ya no funciona como mercado, puedes recorrer su fachada, observar los detalles modernistas y conectar la visita con la Mezquita Central, la Sinagoga Or Zaruah y el Templo Hindú, todos a pocos minutos a pie.
Es un punto excelente para fotografía urbana, contenido sobre transformación social y narrativa sobre la vida cotidiana melillense. También puedes enlazarlo con una parada gastronómica en los cafés y teterías del entorno.
Información práctica
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Dirección: Calle General García Margallo – Barrio del Rastro
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Horario:
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Exterior visible todo el año
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Interior accesible según actividad educativa o cultural
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Entrada: Gratuita (visita exterior)
Melilla abierta.
Mar, ciudad y horizonte
Paseo Marítimo: la ciudad se abre al mar
El Paseo Marítimo Alcalde Francisco Mir Berlanga, conocido popularmente como Paseo del Puerto, es uno de los espacios urbanos más representativos de la Melilla contemporánea. Inaugurado en los años 60 y reformado en varias fases hasta 2022, recorre más de 2 kilómetros de litoral desde el Puerto Deportivo Noray hasta el barrio del Industrial, conectando la ciudad con el mar a través de vegetación, arte público y zonas peatonales.
Urbanismo costero con alma mediterránea
El paseo combina palmeras ornamentales, pavimento accesible, zonas deportivas y miradores que ofrecen vistas privilegiadas del puerto, la costa africana y el skyline melillense. A lo largo del recorrido, destacan esculturas como Las Venus de Arruf, conjunto de diez figuras femeninas de bronce creadas por Mustafa Arruf, y la monumental obra Encuentros, situada en la Plaza del Consejo de Europa.
La última reforma (2022) incluyó mejoras en saneamiento, electricidad, accesibilidad y estética urbana, reforzando su carácter como espacio de convivencia y recreo.
Recomendaciones para la visita
El Paseo Marítimo es ideal para recorrer al amanecer o al atardecer, cuando la luz transforma el paisaje y el mar refleja los colores del cielo. Puedes iniciar la ruta en el Puerto Deportivo Noray, pasando por el Real Club Marítimo, las esculturas urbanas, y terminar en el barrio del Industrial, donde se enlaza con zonas comerciales y residenciales
Información práctica
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Recorrido: Desde Puerto Noray hasta el barrio del
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Horario: Acceso libre, todo el año
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Actividades: Paseo, running, fotografía, arte urbano, miradores
Playas urbanas: arena dorada entre ciudad y horizonte
Las playas urbanas de Melilla son parte esencial de su identidad contemporánea. A lo largo de más de 4 km de litoral, la ciudad ofrece espacios de baño, paseo y contemplación que combinan servicios modernos con paisajes mediterráneos. Varias de ellas cuentan con Bandera Azul, y su cercanía al centro urbano las convierte en puntos clave para el turismo experiencial.
Playa de San Lorenzo (en la imagen)
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Situada junto al Paseo Marítimo, cerca del Río de Oro.
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Arena dorada, aguas tranquilas, ideal para familias.
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Servicios: socorristas, duchas, alquiler de sombrillas y hamacas.
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Perfecta para deportes de playa y fotografía urbana.
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Rodeada de chiringuitos y zonas de ocio.
Playa de los Cárabos
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La más extensa y concurrida, frente al Ensanche.
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Arena fina, aguas poco profundas, accesible para personas con movilidad reducida.
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Galardonada con Bandera Azul.
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Conecta con el Paseo Marítimo y zonas gastronómicas.
Ensenada de los Galápagos
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Bajo las murallas de Melilla la Vieja, junto al Foso de Santiago.
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Pequeña cala regenerada recientemente, muy tranquila.
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Acceso peatonal desde la ciudadela.
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Lugar histórico: aquí desembarcó Pedro de Estopiñán en 1497.
Cala de Trápana
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Bajo el mirador y el faro de Melilla.
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Acceso limitado: solo visible desde las Cuevas del Conventico o por mar.
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Paisaje rocoso, aguas cristalinas, ideal para contenido visual.
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No apta para baño directo, pero perfecta para fotografía y narrativa histórica.
Recomendaciones para la visita
Te recomiendo comenzar la ruta en la Playa de San Lorenzo, seguir por la Playa de los Cárabos, y terminar en la Ensenada de los Galápagos, integrando historia, paisaje y experiencia. Si buscas contenido visual potente, la Cala de Trápana ofrece una escenografía única. Lleva calzado cómodo, protección solar y equipo fotográfico: el contraste entre arquitectura urbana y mar abierto es ideal para storytelling.
Miradores y naturaleza: donde la ciudad respira
Melilla no solo se contempla desde sus calles: también se respira desde sus alturas, se escucha en el silencio de sus acantilados y se siente en sus senderos naturales. Los miradores y espacios verdes de la ciudad ofrecen una experiencia distinta, donde el paisaje urbano se funde con el Mediterráneo y la memoria defensiva se transforma en horizonte.
Desde el Mirador de Trápana, suspendido sobre el mar, hasta el Sendero de Aguadú, que bordea los acantilados del oeste, Melilla invita al paseo lento, a la fotografía contemplativa y al reencuentro con lo esencial. Estos espacios no son solo puntos de vista: son lugares de pausa, de conexión y de relato.
Aquí, la arquitectura militar se convierte en escenografía natural, y los parques urbanos como Lobera o los rincones costeros como la Ensenada de los Galápagos revelan una ciudad que se transforma sin perder su raíz.
| Nombre | Ubicación | Descripción | Recomendaciones para la visita |
|---|---|---|---|
| Mirador de Trápana | Sobre el acantilado, junto al Faro de Melilla | Ofrece vistas espectaculares del Mediterráneo, la Cala de Trápana y la costa africana. Rodeado de vegetación autóctona y arquitectura defensiva. | Ideal al atardecer. Llevar cámara y calzado cómodo. Punto perfecto para fotografía paisajística y contenido visual. |
| Faro de Melilla | Extremo norte de Melilla la Vieja | Construido en 1918, es un símbolo costero con vistas panorámicas al mar y al puerto. Rodeado de murallas y zonas rocosas. | Accesible a pie desde el casco antiguo. Recomendable en días despejados para captar el contraste entre ciudad y mar. |
| Ensenada de los Galápagos | Bajo el Foso de Santiago, junto a Melilla la Vieja | Pequeña cala regenerada, tranquila y con valor histórico. Lugar del desembarco de Pedro de Estopiñán en 1497. | Acceso peatonal. Ideal para contenido histórico y fotografía íntima. No masificada. |
| Parque Lobera | Zona alta de la ciudad, junto al cuartel de Regulares | Gran espacio verde con senderos, miradores y zonas de sombra. Pulmón urbano con vistas al mar y al interior. | Perfecto para paseos matinales. Ideal para familias, deporte suave y descanso. Llevar agua y protección solar. |
| Sendero de Aguadú | Zona oeste, bordeando los acantilados | Ruta natural que conecta miradores, fortines y zonas rocosas. Paisaje salvaje y vistas abiertas al Mediterráneo. | Ruta de dificultad media. Llevar calzado técnico, agua y protección solar. Ideal para senderismo y fotografía de naturaleza. |
Museos de Melilla: puertas abiertas a la memoria
Aunque pequeña en extensión, Melilla ofrece una red de museos que permiten al visitante entrar en la historia, la diversidad y la identidad de la ciudad. Desde las grutas defensivas de las Cuevas del Conventico hasta las vitrinas del Museo Militar, cada espacio museístico revela una faceta distinta: la frontera, la fe, la ciencia, el arte, la convivencia.
Muchos de estos museos se ubican en edificios históricos, dentro de la ciudadela o en el ensanche, y son plenamente accesibles para el público. Algunos ofrecen visitas guiadas, otros exposiciones temporales, y varios están integrados en rutas patrimoniales que conectan arquitectura, paisaje y relato.
Este bloque reúne los museos más relevantes y visitables de Melilla, con información práctica y recomendaciones para que cada parada sea una experiencia. Porque en Melilla, la cultura no se contempla desde fuera: se recorre, se escucha y se vive desde dentro.
| Nombre | Ubicación | Temática | Acceso y recomendaciones |
|---|---|---|---|
| Museo de Historia de Melilla | Melilla la Vieja (Almacén de la Marina) | Historia local, arqueología, etnografía | Acceso libre. Ideal para contextualizar la ciudad. Recomendable al inicio del recorrido patrimonial. |
| Museo Militar | Fuerte de Victoria Grande | Historia militar, uniformes, cartografía | Entrada gratuita. Perfecto para contenido sobre identidad fronteriza y arquitectura defensiva. |
| Cuevas del Conventico | Melilla la Vieja | Grutas históricas, usos defensivos y religiosos | Visita guiada. Incluye acceso a mirador y cala. Ideal para fotografía y narrativa histórica. |
| Centro de Interpretación de Melilla la Vieja (CIMLaV) | Torreón de las Cabras | Fortificaciones, urbanismo histórico | Acceso libre. Complementa la visita a la ciudadela. Paneles explicativos y vistas al foso. |
| Museo de Arte Sacro | Melilla la Vieja | Imaginería, liturgia, cofradías | Acceso gratuito. Ideal para contenido religioso y visual. Recomendable en Semana Santa. |
| Museo Fundación Gaselec | Zona centro | Exposiciones temporales: Egipto, dinosaurios, ciencia | Entrada libre o concertada. Ideal para familias y contenido educativo. |
| Museo Etnográfico Sefardí y Bereber | Melilla la Vieja | Cultura hebrea y amazigh | Acceso limitado. Recomendable en visitas concertadas o eventos culturales. |
| Museo de Fósiles y Minerales | Zona norte | Geología, paleontología | Acceso con cita previa. Ideal para contenido científico y divulgativo. |
Gastronomía melillense.
Mestizaje que se saborea
La gastronomía de Melilla es un reflejo vivo de su diversidad cultural. En sus platos conviven sabores andalusíes, sefardíes, magrebíes, hindúes y cristianos, en una mezcla única que no responde a etiquetas, sino a convivencia. Es una cocina mestiza, nacida del intercambio, del mercado, del hogar y de la calle.
Aquí, el Mediterráneo aporta pescado fresco y marisco de calidad, mientras las especias cruzan la frontera y los dulces evocan rituales religiosos. Se sirven pinchos morunos, harira, pastelas, rape a la Rusadir, cuscús, breuats, samosas, y también tapas andaluzas, frituras de pescado, y arroces al horno con acento local.
La gastronomía melillense no se limita a los restaurantes: se vive en los mercados, se celebra en las fiestas religiosas, y se comparte en las terrazas del Rastro, en los chiringuitos de playa, y en los cafés del centro. Es una cocina que cuenta historias, que une orillas, y que invita al visitante a saborear la ciudad desde dentro.
| Nombre | Ubicación | Especialidad | Recomendaciones para la visita |
|---|---|---|---|
| Soul Beach Café | Paseo Marítimo Francisco Mir Berlanga, 13 | Tapas creativas, cocina mediterránea, opciones vegetarianas | Ideal para cenas frente al mar. Ambiente moderno y carta variada. Recomendable reservar en temporada alta. |
| Bar Las Tablas del Abuelo | Calle Teniente Bragado, 2 | Tapas tradicionales, pinchos morunos, cocina marroquí | Perfecto para tapeo informal. Muy valorado por locales. Buen ambiente nocturno. |
| Restaurante Instinto | Calle General Marina, 8 | Fusión mediterránea, tapas gourmet, bar de vinos | Experiencia gastronómica completa. Ideal para cenas especiales. Decoración cuidada y servicio excelente. |
| El Caracol Moderno | Calle General Polavieja, 5 | Tapas marroquíes, cocina mediterránea | Ambiente acogedor. Recomendado para probar harira, cuscús y pastelas. Buen trato y presentación. |
| Bar Aragon | Calle Marqués de Montemar, 32 | Tapas clásicas, cocina española | Muy popular entre melillenses. Ideal para tapeo rápido y económico. Buenas raciones y ambiente local. |
| La Biznaga | Calle Carlos V, 23 | Tapas andaluzas, cocina casera | Buena variedad de tapas. Ideal para almuerzos informales. Terraza disponible. |
| Restaurante Los Delantales | Calle Andalucía, 11 | Tapas mediterráneas, carnes y vinos | Ambiente cálido y carta selecta. Recomendable para grupos y cenas tranquilas. |
| Bar El Rinconcito de Lowis | Carretera Alfonso XIII, 47 | Tapas variadas, cocina mediterránea | Buena relación calidad-precio. Ideal para tapeo nocturno. Servicio amable. |
Melilla en taza pequeña: cafés, tés y pausas con sabor
Más allá de sus monumentos y paisajes, Melilla ofrece una experiencia íntima y cotidiana en sus cafeterías, churrerías y teterías. Son espacios donde se cruzan culturas, generaciones y aromas: el café clásico español, el té a la hierbabuena marroquí, los dulces sefardíes, la bollería casera y los churros recién hechos.
Estos locales no son solo puntos de descanso: son lugares de encuentro, de conversación y de observación urbana. Desde una terraza frente al mar hasta una tetería decorada con azulejos, cada rincón invita a saborear la ciudad con calma. Aquí, la gastronomía se vuelve ritual, y el visitante encuentra en cada taza una forma de conectar con la esencia melillense.
| Nombre | Ubicación | Especialidad | Recomendaciones para la visita |
|---|---|---|---|
| Cafetería Rossy | Calle General O'Donnell, 15 | Desayunos completos, café de calidad, repostería casera | Muy popular entre locales. Ideal para desayunar antes de recorrer el centro. Recomendado el pan moruno y el zumo natural. |
| Churrería El Mantelete | Carretera de la Alcazaba, 2 | Churros tradicionales, chocolate espeso, té moruno | Imprescindible en Melilla. Perfecto para desayunos o meriendas. Abre temprano, pero los churros se sirven a partir de las 9:00. |
| Cafetería Dalila | Paseo Marítimo Francisco Mir Berlanga, 21 | Repostería árabe, café frente al mar | Ubicación privilegiada. Ideal para meriendas con vistas. Atención amable y precios razonables. |
| Hookah Tetería Restaurante | Calle General Marina, zona centro | Té a la hierbabuena, cocina marroquí, ambiente chill | Perfecta para tardes relajadas. Decoración cuidada y buena carta de tés. Recomendable para grupos. |
| Café La Ideal | Calle Marqués de Montemar, 41 | Desayunos variados, café marroquí, repostería | Muy valorado por su trato y calidad. Ideal para comenzar la jornada turística. Ambiente tranquilo. |
| Cafetería Nuevo California | Plaza Menéndez Pelayo, junto al Parque Hernández | Café clásico, bollería, desayunos | Ubicación céntrica. Ideal para desayunar antes de visitar el parque o la Plaza de España. Buen servicio. |
| Cafetería París | Calle Ejército Español, zona centro | Café, pastelería, meriendas | Ambiente acogedor. Recomendado por su atención y calidad. Perfecto para una pausa dulce. |
| Cafetería El Bombón | Calle Carlos V, barrio del Industrial | Churros, café, bollería | Buena opción para desayunar tras recorrer el Paseo Marítimo. Trato cercano y precios asequibles. |
Melilla dulce: sabores con memoria
La repostería melillense es un mapa de influencias culturales. En sus dulces se mezclan recetas sefardíes, magrebíes, andalusíes e hindúes, con ingredientes que cruzan fronteras: miel, frutos secos, especias, hojaldres, agua de azahar. Son sabores que evocan rituales, celebraciones y sobremesas compartidas.
Desde las breuats rellenas de almendra hasta los dulces de coco de inspiración hindú, pasando por los roscos de vino, los pastelitos de dátil y los mantecados caseros, cada pieza de repostería melillense es una invitación a saborear la historia. Se encuentran en pastelerías del centro, en mercados locales y en cafeterías que conservan recetas familiares.
| Nombre | Origen cultural | Ingredientes principales | Recomendaciones para la visita |
|---|---|---|---|
| Breuats | Magrebí | Hojaldre, almendra, miel, canela | Disponibles en pastelerías árabes del centro. Ideales como postre o merienda. Se sirven fríos. |
| Roscos de vino | Andaluz | Harina, vino dulce, anís, azúcar | Tradicionales en época navideña. Se encuentran en confiterías locales. Perfectos con café. |
| Pastelitos de dátil | Sefardí | Dátiles, masa quebrada, canela, nuez | Muy valorados por su textura y sabor. Recomendables en rutas gastronómicas por el Rastro. |
| Dulces de coco | Hindú | Coco rallado, leche condensada, cardamomo | Disponibles en cafeterías hindúes. Ideales para meriendas o como regalo gastronómico. |
| Mantecados caseros | Cristiano / Andaluz | Harina, manteca, azúcar, ralladura de limón | Se venden en confiterías tradicionales. Perfectos para acompañar infusiones o café. |
| Baklava | Turco / Árabe | Hojaldre, pistacho, miel, agua de azahar | Disponible en pastelerías magrebíes. Ideal como postre tras comidas típicas. |
| Makrud | Bereber | Sémola, dátiles, miel, naranja | Se encuentra en mercados y pastelerías del Rastro. Muy valorado por su sabor intenso. |
| Chakchouka dulce | Magrebí | Frutos secos, miel, masa frita | Disponible en cafeterías especializadas. Ideal para compartir en sobremesas. |

Recomendaciones prácticas para tu viaje: alojamientos, experiencias y recursos útiles
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Algunos alojamientos recomendados
Descubre Melilla con guías locales: Free Tours con GuruWalk
Melilla se recorre mejor con quien la conoce desde dentro. Los free tours de GuruWalk en Melilla ofrecen una forma cercana, flexible y enriquecedora de explorar la ciudad. Guiados por expertos locales, estos recorridos funcionan bajo el modelo de donación voluntaria, lo que permite al viajero valorar la experiencia según su satisfacción.
Actualmente se ofrecen dos rutas principales:
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🏰 Tour por la Fortaleza de Melilla: un recorrido por la ciudadela, murallas y espacios históricos.
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🏛️ Tour de Modernismo y Art Decó: ideal para descubrir el patrimonio arquitectónico del ensanche.
Ambos tours tienen una duración aproximada de 2 horas, se realizan en grupos reducidos y están disponibles en español. La reserva es gratuita y se puede cancelar sin penalización, lo que los convierte en una opción perfecta.
Consejos prácticos para viajar a Melilla: lo que necesitas saber antes de llegar
Esta ciudad fronteriza, abierta al mar y al mundo, no se recorre como un destino más: se vive como una experiencia que mezcla historia, luz, arquitectura y convivencia. Desde sus murallas hasta sus terrazas, desde sus miradores hasta sus mercados, Melilla ofrece una forma distinta de entender el viaje: más pausada, más profunda, más humana.
Aquí, cada rincón tiene algo que contar. Y aunque el visitante se marche, la ciudad permanece: en las fotos, en los sabores, en las conversaciones que siguen resonando. Porque Melilla no es solo un lugar que se visita, es un lugar que te transforma.
Gracias por dejarte guiar. Que esta ciudad te acompañe más allá del mapa.