
Zamora no presume, pero deslumbra. Es esa ciudad que no grita, pero susurra historias milenarias entre piedras románicas, callejuelas silenciosas y atardeceres dorados sobre el Duero. Aquí no hay prisas, solo tiempo para mirar despacio, saborear lo auténtico y dejarse sorprender por una belleza que no necesita filtros.
Si buscas un destino que combine patrimonio, gastronomía, naturaleza y ese encanto castellano que enamora sin esfuerzo, Zamora es tu lugar. En esta guía te llevamos por sus rincones más especiales, te contamos qué ver, qué hacer, dónde comer y cómo vivir la experiencia zamorana como un local… o mejor aún, como alguien que se deja conquistar.

Zamora se encuentra en el noroeste de España, en pleno corazón de la comunidad autónoma de Castilla y León. La ciudad se alza sobre una meseta rocosa conocida como la Peña Tajada, a orillas del río Duero, que la abraza por el sur y le da ese aire sereno y majestuoso que enamora a primera vista.
Limita al norte con León y Valladolid, al este con Valladolid, al sur con Salamanca y al oeste con Portugal, concretamente con el distrito de Braganza. Esta ubicación estratégica la convierte en un punto de conexión entre España y el país vecino, con influencias culturales que se entrelazan en su arquitectura, gastronomía y tradiciones.
A 652 metros sobre el nivel del mar, Zamora disfruta de un clima continental: inviernos fríos, veranos calurosos y cielos que parecen pintados para realzar sus iglesias románicas y murallas medievales. Su término municipal abarca 149,28 km², y está rodeado de paisajes que van desde los valles fértiles del Duero hasta las sierras del norte, como la Sierra de la Culebra, hogar del lobo ibérico.

Historia de Zamora: entre leyendas, piedras y resistencia
La historia de Zamora es como un libro abierto en piedra. Cada rincón, cada iglesia románica, cada tramo de muralla tiene algo que contar. Su origen se remonta a tiempos prerromanos, cuando los vacceos —un pueblo celta— habitaban estas tierras. Luego llegaron los romanos, que la bautizaron como Ocellum Durii, “los ojos del Duero”, por su posición privilegiada sobre el río.
Pero fue en la Edad Media cuando Zamora se convirtió en protagonista. Durante la Reconquista, tuvo un papel clave como ciudad fronteriza entre los reinos cristianos y musulmanes. Aquí se vivió uno de los episodios más famosos de la historia medieval española: el cerco de Zamora en 1072. El rey Sancho II murió a las puertas de la ciudad, supuestamente traicionado por Bellido Dolfos, y desde entonces se dice que “Zamora no se ganó en una hora”, frase que ha quedado como símbolo de resistencia y paciencia.
Durante siglos, Zamora fue una ciudad de paso, de comercio y de fe. En el siglo XII vivió su gran esplendor, con la construcción de más de veinte iglesias románicas —una auténtica joya arquitectónica que la convierte en la ciudad con mayor concentración de arte románico en Europa.
Ya en tiempos modernos, Zamora mantuvo su carácter tranquilo pero firme. Fue testigo de conflictos como la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil, y aunque no siempre estuvo en el centro de los grandes focos, supo conservar su identidad, su patrimonio y su alma.
Hoy, pasear por Zamora es caminar por siglos de historia viva. Desde su catedral con cúpula gallonada hasta sus callejuelas silenciosas, todo parece susurrarte historias de reyes, traiciones, devoción y resistencia.
Catedral del Salvador de Zamora

Origen e Historia
La Catedral de Zamora, también conocida como la Perla del Duero, es la más antigua de las once catedrales de Castilla y León. Su construcción comenzó en 1151 bajo el reinado de Alfonso VII y se consagró en 1174. Fue levantada en pleno auge del románico, aunque con el tiempo ha incorporado elementos góticos, barrocos y neoclásicos que enriquecen su silueta.
Su planta es de cruz latina, y aunque originalmente tenía tres ábsides románicos, estos fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI. En el siglo XVII, un incendio destruyó el claustro original, que fue reconstruido en estilo barroco. Y como si fuera poco, el terremoto de Lisboa de 1755 dejó grietas en su torre, que tuvo que ser reforzada.
Desde 1889, está reconocida como Monumento Nacional.

Curiosidades que la hacen única
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El cimborrio bizantino: Es su elemento más icónico. Se alza sobre el crucero y está decorado con escamas de piedra, formando una cúpula gallonada que parece sacada de Constantinopla. Es el símbolo por excelencia de Zamora.
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La Puerta del Obispo: La única de las tres puertas originales que se conserva. Su decoración románica es una obra maestra medieval.
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La Torre del Salvador: Añadida en el siglo XIII, tiene 45 metros de altura y se ve desde muchos puntos de la ciudad.
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Museo Catedralicio: Alberga una colección de tapices flamencos de los siglos XV y XVI, además de sepulcros, capillas y un retablo neoclásico diseñado por Ventura Rodríguez.
Horario de visitas
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Abril a septiembre: de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00
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Octubre a marzo: de 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:00
La entrada se permite hasta media hora antes del cierre. Durante los cultos no se permiten visitas turísticas.
Precio de entrada
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General: 5 €
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Reducida: 3 € (para pensionistas, estudiantes, personas con discapacidad, desempleados y familias numerosas).
Puedes consultar más detalles en la web oficial de la Catedral del Salvador de Zamora
Castillo de Zamora

Origen e Historia
El Castillo de Zamora se alza sobre un cerro rocoso junto a la Catedral, dominando el paisaje urbano y el curso del Duero. Su origen se remonta al siglo XI, probablemente bajo el reinado de Fernando I de León, aunque algunas crónicas lo atribuyen a Alfonso II de Asturias. Fue concebido como una fortaleza defensiva, no como residencia palaciega, y jugó un papel crucial durante la Reconquista.
A lo largo de los siglos, el castillo fue adaptándose a las nuevas técnicas militares. En el siglo XVIII, bajo Felipe V, se transformó en un fortín artillero para resistir los embates de la artillería moderna. Tras años de abandono, fue restaurado y reabierto al público en 2009, con sus estructuras defensivas y jardines completamente renovados.

Curiosidades que lo hacen especial
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Forma romboidal: Su planta tiene forma de rombo, con tres torres principales y un foso profundo que aún se conserva.
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Puente levadizo: Aunque hoy es fijo, el acceso original era mediante un puente levadizo que conectaba con una puerta de arco apuntado.
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Torre del Homenaje: Es la más alta y el último reducto defensivo. Desde ella se obtienen vistas espectaculares de la ciudad y el Duero.
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Centro de Arte Baltasar Lobo: En su interior se encuentra un espacio expositivo dedicado al escultor zamorano Baltasar Lobo, con obras que contrastan maravillosamente con la piedra medieval.
Horario de visitas
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Del 1 julio al 31 agosto: Martes a domingo, de 10:30 a 14:00 y de 18:00 a 21:00
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Del 1 abril al 30 junio / 1 septiembre al 25 octubre: Martes a domingo, de 10:30 a 14:00 y de 17:00 a 20:00
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Del 26 octubre al 30 marzo: Martes a domingo, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:30
Cerrado los lunes y festivos como 24, 25, 31 de diciembre, 1 y 6 de enero
La entrada se permite hasta 20 minutos antes del cierre. Los horarios pueden variar, así que se recomienda confirmar con la oficina de turismo local (980 533 694).
Precio de entrada
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Entrada general: ¡Gratuita! Una razón más para no perdérselo.
Puedes encontrar más información en el sitio oficial del Castillo de Zamora.
Iglesia de San Claudio de Olivares

Origen e Historia
Construida entre los años 1100 y 1109, la Iglesia de San Claudio de Olivares es probablemente el templo románico más antiguo que se conserva en Zamora. Se encuentra en el barrio de Olivares, muy cerca del Duero, y fue levantada en plena época de repoblación, cuando francos y castellanos se asentaban en la ciudad tras asegurar la frontera sur.
Su planta es sencilla: una sola nave irregular, con ábside ultrasemicircular y presbiterio recto. Aunque originalmente estuvo abovedada, las crecidas del río dañaron el muro sur, que tuvo que ser reconstruido varias veces. En 1910 se llevó a cabo una restauración importante, y en 1931 fue declarada Monumento Histórico-Artístico

Curiosidades que la hacen especial
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El calendario litúrgico esculpido: Sobre la portada norte se conserva un calendario medieval con escenas cotidianas como la trilla en agosto o la sed en julio. Aunque está erosionado, es un ejemplo único de arte hispánico.
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El Cristo del Amparo: Imagen anónima del siglo XVII que protagoniza la procesión de las Capas Pardas cada Miércoles Santo. Es uno de los momentos más auténticos y sobrecogedores de la Semana Santa zamorana.
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Decoración escultórica: Sus arquivoltas y capiteles están ricamente decorados con motivos vegetales y figuras simbólicas, como el cordero que representa a Cristo Salvador.
Horario de visitas
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Del 15 octubre al 13 abril
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Lunes y sábados: 10:00–14:00 y 17:00–19:00
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Domingos: 10:00–14:00
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Verano (1 julio – 14 octubre)
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Jueves, viernes y sábados: 10:00–14:00 y 17:00–20:00
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Miércoles: 17:00–20:00
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Domingos: 10:00–14:00
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Cerrado los martes
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Del 21 abril al 30 junio
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Sábados: 10:00–14:00 y 17:00–20:00
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Domingos: 10:00–14:00
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Semana Santa (14 abril – 20 abril)
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Todos los días: 10:00–14:00 y 17:00–20:00
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Domingos: solo por la mañana
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Se recomienda confirmar horarios con la oficina de turismo (980 531 845), ya que pueden variar según temporada o eventos especiales.
Precio de entrada
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General: 1 €
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Bono turístico: 6 € para visitar todas las iglesias románicas abiertas al público en Zamora. Se puede adquirir directamente en las iglesias.
Más información en la web oficial de San Claudio de Olivares.
Iglesia de Santa María Magdalena

Belleza románica con alma hospitalaria
Construida entre los siglos XII y XIII, esta iglesia fue originalmente parte de un hospital de la Orden de San Juan. Su arquitectura combina el románico más puro con elementos góticos, y su planta basilical de una sola nave elevada le da una presencia imponente y serena.
Fue declarada Monumento Nacional en 1910, y se encuentra en pleno casco histórico, junto a la Rúa de los Francos, una calle medieval que aún conserva el trazado original.

Lo que la hace especial
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Portada meridional: Una de las más bellas del románico zamorano, con arquivoltas decoradas y capiteles que narran escenas bíblicas y simbólicas.
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Sepulcro románico: En su interior se conserva un sepulcro de gran valor artístico, atribuido a un caballero hospitalario.
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Ambiente recogido: A diferencia de la Catedral, esta iglesia transmite una espiritualidad íntima, casi silenciosa, que envuelve al visitante.
Horarios y visita
Aunque no siempre está abierta al público de forma regular, suele incluirse en las rutas del románico zamorano. Puedes consultar su disponibilidad en la web de Turismo Zamora o en la oficina de turismo local.
Iglesia de San Juan de Puerta Nueva

Ubicada en plena Plaza Mayor, esta iglesia ha sido testigo de la vida pública de Zamora desde hace siglos. Su origen se remonta al siglo XII, aunque ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo del tiempo. Su nombre proviene de la antigua “Puerta Nueva” de la muralla medieval, que se abría justo al lado del templo, marcando el acceso oriental a la ciudad.
Durante siglos, fue el epicentro de celebraciones religiosas, actos civiles y procesiones. La torre original se hundió en 1559 y fue reconstruida en el siglo XVI, junto con el chapitel y el reloj, que llegó a ser tan famoso como errático: en 1496 ya se decía que “andaba muy errado”, según crónicas de la época.
En 1961 fue declarada Monumento Histórico, y hoy sigue siendo uno de los templos más queridos por los zamoranos.

Curiosidades que la hacen especial
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El Peromato: Una veleta en forma de guerrero forjado en 1642 que corona la torre. Es uno de los símbolos más pintorescos de Zamora.
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Rosetón meridional: Tallado con delicadeza, es una joya del románico zamorano que recuerda al Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela.
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Portadas decoradas: La portada sur está adornada con flores octopétalas y motivos vegetales, mientras que la occidental muestra un gran ventanal gótico recompuesto.
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Vínculo templario: Se cree que la iglesia perteneció a los Caballeros Templarios y luego a la Orden de San Juan, dada su ubicación estratégica y su torre fortificada.
Horario de visitas
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Del 15 octubre al 13 marzo
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Martes a sábado: 10:00–14:00 y 17:00–19:00
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Domingos: 10:00–14:00
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Cerrado los lunes
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Del 14 abril al 14 octubre
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Lunes, miércoles, jueves, viernes y sábados: 10:00–14:00 y 17:00–20:00
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Domingos: 10:00–14:00
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Cerrado los martes
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Los horarios pueden variar en puentes y festivos. Se recomienda confirmar con la oficina de turismo local.
Precio de entrada
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General: 1 €
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Bono turístico: 6 € para visitar todas las iglesias románicas abiertas al público.
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Gratis: Para empadronados en Zamora y los miércoles de 10:00 a 12:00.
Más detalles en la web oficial de la Iglesia de San Juan de Puerta Nueva.
Palacio de los Momos

Un palacio con nombre de leyenda
Construido a finales del siglo XV por Pedro Rodríguez de Ledesma, comendador de Peñausende y caballero de la Orden de Santiago, este palacio fue concebido como residencia señorial. Durante mucho tiempo se conoció como la “Casa de los Sanabria”, por el linaje de sus propietarios.
Lo que más llama la atención es su fachada, una mezcla exquisita de gótico isabelino y renacimiento temprano. Declarada Monumento Nacional en 1922, está decorada con escudos, cadenas, motivos florales y figuras humanas. El escudo principal está sostenido por dos figuras desnudas cubiertas con pieles, un detalle que no pasa desapercibido.
¿Y el nombre? Se cree que proviene de las máscaras erosionadas que decoran la fachada, asociadas a los “momos”, figuras griegas vinculadas a la burla y la locura. Un guiño a la sátira que le da un aire misterioso y teatral.
Curiosidades que lo hacen único
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Fachada de piedra arenisca: Con dos pisos, ventanas con parteluz y arquillos lobulados, y una moldura en forma de cadena que separa los niveles.
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Usos insólitos: Fue mesón, casa de arrieros e incluso se proyectó como hotel de lujo en 1931, aunque nunca se llevó a cabo.
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Actualidad: Hoy alberga la Audiencia Provincial, por lo que también se le conoce como Palacio de Justicia.
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Escultura de Baltasar Lobo: Frente al edificio, una obra contemporánea conecta el pasado con el presente.
Horario de visitas
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Abre a las 12:00 p.m. (Horario sujeto a cambios. Se recomienda consultar antes de la visita)
Dirección
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Calle San Torcuato, 7, 49004 Zamora
Museo de Zamora

Historia con muchas mudanzas
El museo nació oficialmente en 1911, aunque su gestación comenzó mucho antes, tras la desamortización del siglo XIX, cuando se empezaron a recoger obras de monasterios y conventos suprimidos. Su primera sede fue la iglesia del convento de Las Marinas, pero tras su demolición en 1975, los fondos quedaron “errantes” hasta que se instaló definitivamente en el Palacio del Cordón, reformado y ampliado por los arquitectos Mansilla + Tuñón. La sede actual se inauguró en 1998

Colección permanente
El museo se divide en tres secciones principales, cada una con su propia personalidad:
Arqueología
Un recorrido por la historia de Zamora desde el Paleolítico hasta la Edad Moderna:
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Ajuar campaniforme de Villabuena del Puente
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Tesoros prerromanos de Arrabalde: piezas de oro y plata que son el orgullo del museo
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Mosaicos y pinturas murales de la villa romana de Requejo
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Cruces votivas visigodas de Villafáfila
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Epigrafía romana recuperada durante la construcción de la presa de Villalcampo
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Hallazgos recientes fruto de excavaciones y programas de protección arqueológica
Bellas Artes
Obras pictóricas y escultóricas desde el siglo XIV hasta mediados del XX:
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Pinturas religiosas procedentes de conventos desamortizados
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Obras donadas por artistas zamoranos y sus familias
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Depósitos del Museo del Prado, Museo Nacional de Escultura y otros
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Estilos variados: gótico, renacimiento, barroco, romanticismo y modernismo
Historia de Zamora
Una sala dedicada a la evolución urbana y social de la ciudad:
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Documentos, planos y objetos que narran la transformación de Zamora
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Exposición sobre la Guerra Civil Española y su impacto local
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Fotografías históricas y trajes tradicionales
Horario de visitas
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Abierto de martes a domingo
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Horario general: 10:00 a 14:00 y 17:00 a 20:00
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Cerrado los lunes
Precio de entrada
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Entrada gratuita
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Ideal para una visita tranquila y sin prisas
Dirección
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Plaza Santa Lucía, 2, 49002 Zamora
Más información en la web oficial del Museo de Zamora
Paseo por el Casco Histórico de Zamora

Un viaje entre piedras, balcones y secretos
El casco antiguo de Zamora es un laberinto encantador de calles empedradas, fachadas centenarias y plazas que respiran historia. Aquí no hay que correr: se camina despacio, se mira hacia arriba y se escucha el eco de siglos pasados. Es el alma de la ciudad, donde el románico convive con el modernismo, y donde cada rincón tiene algo que contar.
Calles imprescindibles en tu paseo
Calle Balborraz
Empinada, empedrada y flanqueada por casas de colores con balcones de hierro forjado. Es la más fotografiada de Zamora, y conecta la Plaza Mayor con el río Duero. Antiguamente fue la vía principal de entrada para comerciantes y viajeros. Hoy, es puro encanto medieval.
Rúa de los Notarios
Una de las más antiguas, con origen en el siglo XII. Aquí vivían los escribanos y notarios que daban fe de los asuntos legales de la ciudad. Sus edificios muestran una mezcla de estilos románico, gótico y barroco. Es como caminar por un archivo vivo.
Calle del Troncoso
Pegada al río, esta calle lleva al Mirador del Troncoso, desde donde se contempla una de las vistas más icónicas de Zamora: el puente de piedra sobre el Duero. Es un rincón perfecto para descansar, sacar fotos o simplemente dejarse llevar por la belleza.
Plaza Mayor
El corazón del casco antiguo. Rodeada de soportales, bares y edificios históricos, es el punto de encuentro por excelencia. Aquí se celebran mercados, procesiones y eventos culturales. La Iglesia de San Juan de Puerta Nueva le da un toque solemne y elegante.
Plaza de Viriato
Presidida por la estatua del caudillo lusitano, esta plaza es amplia, tranquila y rodeada de edificios nobles. Ideal para sentarse en una terraza y ver pasar la vida zamorana.
Plaza de Santa Lucía
Justo al lado del Museo de Zamora, esta plaza tiene un aire recogido y cultural. Es perfecta para cerrar el paseo con una visita al museo o simplemente para disfrutar de su calma.
Este paseo puede hacerse en una mañana o una tarde, y se puede combinar con visitas a iglesias, museos o incluso una parada gastronómica.
Leyendas del Casco Antiguo de Zamora

Vamos a sumergirnos en el lado más misterioso y encantado de Zamora. Estas leyendas han pasado de generación en generación, y aunque algunas tienen base histórica, otras son puro folclore… pero todas tienen ese aire mágico que hace que las piedras de la ciudad parezcan susurrar secretos.
La Leyenda del Fantasma de la Rúa de los Notarios
Se dice que por las noches, en esta calle estrecha y silenciosa, se aparece el espectro de un antiguo escribano que fue asesinado por revelar secretos de la nobleza. Su figura encapuchada vaga entre las sombras, buscando justicia. Algunos vecinos afirman haber oído el sonido de una pluma escribiendo sola en la oscuridad…
“No reveles lo que no debes, o tu alma quedará atrapada entre pergaminos y piedra.”
La Tragedia de Balborraz
En esta calle vivía una joven bordadora que se enamoró de un comerciante extranjero. Su amor era imposible por diferencias sociales, y cuando él partió sin promesa de regreso, ella bordó su tristeza en pañuelos que vendía en secreto. Se dice que quien encuentra uno de esos pañuelos bordados con lágrimas, encontrará el amor verdadero… o sufrirá la misma pena.
“El hilo del amor une corazones, pero también puede enredarlos en la melancolía.”
El Pacto del Mirador del Troncoso
Cuenta la leyenda que un alquimista desesperado por descubrir el secreto de la vida eterna hizo un pacto con el diablo en el mirador, bajo la luna llena. A cambio de su alma, recibió sabiduría… pero nunca pudo salir de Zamora. Su sombra aún aparece en noches de tormenta, mirando el río, atrapado entre conocimiento y condena.
“Quien busca lo eterno, que no olvide el precio de lo infinito.”
La Maldición de Viriato
Aunque Viriato fue un héroe, la traición de sus propios hombres dejó una herida en la historia. Se dice que cada vez que alguien miente en la Plaza de Viriato, una ráfaga de viento recorre la estatua, como si el espíritu del caudillo se revolviera por la deslealtad. Algunos aseguran que han sentido su mirada clavada en ellos…
“La traición no muere, solo cambia de rostro.”
El Portillo de la Lealtad: Historia y Leyenda en la Muralla de Zamora

En el corazón del casco antiguo de Zamora, donde las piedras guardan secretos y el viento parece susurrar nombres olvidados, se encuentra un rincón discreto pero cargado de significado: el Portillo de la Lealtad. Integrado en la muralla medieval que protegió la ciudad durante siglos, este pequeño acceso es mucho más que una puerta; es el símbolo de una historia épica, de una traición que fue lealtad, y de una ciudad que se negó a rendirse.
La Muralla: Testigo de siglos
La muralla de Zamora, construida entre los siglos XI y XIII, rodeaba la ciudad como un escudo de piedra. Con más de 2 kilómetros de longitud en su época de esplendor, contaba con puertas principales, torres defensivas y pequeños accesos secundarios conocidos como portillos o postigos. Estos servían para el paso discreto de personas o mensajes, y eran clave en tiempos de guerra o asedio.
Hoy, aunque gran parte de la muralla ha desaparecido, algunos tramos se conservan con orgullo, especialmente en la zona del Castillo y la Catedral. Allí, entre el Mirador del Troncoso y la Rúa de los Notarios, se encuentra el Portillo de la Lealtad, casi escondido, como si aún guardara el secreto que cambió la historia.
Vellido Dolfos: ¿Traidor o héroe?
La historia se remonta al año 1072, cuando Sancho II de Castilla sitió Zamora, gobernada por su hermana doña Urraca. La ciudad resistía con valentía, pero el cerco era implacable. Entonces apareció Vellido Dolfos, un noble zamorano que pidió audiencia con el rey Sancho, fingiendo traición a su señora. Sancho, confiado, lo recibió… y fue asesinado por Dolfos con una lanza, en las inmediaciones del campamento real.
Tras el acto, Vellido huyó hacia Zamora, entrando por un pequeño portillo en la muralla. Ese acceso, desde entonces, se conoce como el Portillo de la Lealtad, en honor al gesto que salvó la ciudad. Aunque algunos lo tacharon de traidor, para Zamora fue un héroe: su acción permitió levantar el cerco y preservar la independencia de la ciudad.
Entre historia y leyenda
La frase “Zamora no se ganó en una hora” nace de este episodio, y aún hoy se repite como símbolo de resistencia y astucia. El portillo, con su placa conmemorativa, es un lugar de peregrinación para quienes buscan entender el alma zamorana: orgullosa, leal y capaz de convertir una traición en leyenda.
Se dice que en noches de luna llena, si uno se acerca al portillo en silencio, puede escuchar el eco de cascos de caballo y el susurro de una voz que dice: “Por Zamora y por su honra.” Nadie sabe si es el viento… o el espíritu de Vellido Dolfos, que aún vigila la ciudad que juró proteger.
Gastronomía en Zamora

La cocina zamorana es un homenaje a la tierra, al frío castellano y a la tradición rural. En esta provincia de Castilla y León, los platos son contundentes, sabrosos y profundamente ligados a los productos locales. La matanza del cerdo, las legumbres de calidad y los quesos curados marcan el ritmo de una cocina que reconforta cuerpo y alma.
Platos tradicionales zamoranos
Entre los platos más emblemáticos destacan:
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Arroz a la zamorana: elaborado con productos de la matanza como chorizo, panceta, oreja y manitas de cerdo.
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Sopa de ajo: humilde y reconfortante, con pan, ajo, pimentón y huevo.
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Cocido zamorano: con garbanzos de Fuentesaúco, verduras y carnes variadas.
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Bacalao a la tranca: cocido y coronado con sofrito de ajo y pimentón.
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Dos y pingada: huevos fritos con magras de cerdo, típico del Domingo de Resurrección.
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Sanantonada: fabada zamorana con habones de Sanabria y partes del cerdo.
Productos típicos de Zamora
Zamora presume de una despensa rica y con denominaciones de origen:
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Queso zamorano (D.O.): de oveja churra y castellana, curado y de sabor intenso.
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Vino de Toro (D.O.): tinto potente, ideal para carnes y embutidos.
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Chorizo zamorano: con Marca de Garantía, elaborado con magro de cerdo y pimentón.
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Ternera de Aliste: carne jugosa con Marca de Garantía.
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Garbanzos de Fuentesaúco y habones de Sanabria: legumbres con IGP, perfectas para cocidos y guisos.
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Aceite de oliva de los Arribes, miel zamorana, ajo de Sayago y dulces como aceitadas, rebojos y bollo coscarón completan el repertorio.
Restaurantes mejor valorados de Zamora
Nombre | Dirección | Valoración | Precio | Enlace |
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Asador Casa Mariano | Av. de Portugal, 28 | 4.5 (1825 reseñas) | €30-50 | Web |
Restaurante El Mesón del Zorro | C. Brahones, 4 | 4.7 (1027 reseñas) | €20-30 | Web |
Los Caprichos de Meneses | Plaza Mayor, 3 | 4.3 (1754 reseñas) | €€ | Web |
Restaurante La Baraka | Calle Sotelo, 1 | 4.6 (780 reseñas) | €20-40 | Web |
Libertén | C. Prta Nueva, 2 | 4.5 (1408 reseñas) | €20-40 | Web |
Cuzeo | C. Rúa los Francos, 6 | 4.6 (605 reseñas) | €€ | Web |
Capitol Zamora | Pl. Sta. Eulalia, 12 | 4.4 (717 reseñas) | €30-40 | Web |
Portillo - Cocina a traición | C. Cervantes, 5 | 4.5 (1583 reseñas) | €10-20 |
Escapada a Portugal: Bragança y Miranda do Douro
Bragança: Fortaleza del noreste portugués

Situada en el extremo noreste de Portugal, Bragança es la capital del distrito homónimo y uno de los municipios más extensos del país, con más de 1.170 km². Se encuentra en la región de Trás-os-Montes, rodeada por las sierras de Montesinho, Nogueira y Coroa, y limita directamente con España, concretamente con las comarcas zamoranas de Sanabria y Aliste. Su altitud media de 674 m y su entorno natural hacen de Bragança una ciudad de aire puro, paisajes montañosos y rica biodiversidad.
La historia de Bragança se remonta al Neolítico, con vestigios de castros y comunidades protohistóricas. Durante la ocupación romana, fue conocida como Juliobriga, en honor a Julio César, y formó parte de la provincia de Gallaecia, dependiente de Astorga. En la Edad Media, sobre las ruinas de antiguos asentamientos, se fundó la ciudadela actual. En 1187, el rey Sancho I le otorgó fueros y el nombre definitivo de Bragança. Más tarde, en 1442, fue elevada a ducado por el regente Dom Pedro, y en 1464, a ciudad por el rey Afonso V3
Bragança conserva un núcleo medieval amurallado, donde la historia se mezcla con la vida contemporánea. Es un centro cultural y universitario, sede del Instituto Politécnico de Bragança, y un punto de partida ideal para explorar el norte de Portugal.
Que ver en Bragança

Castillo de Braganza (en la imagen)
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Fortaleza del siglo XII con museo militar en la torre del homenaje
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Horario: Abre a las 9 a.m.
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Precio: 3 €
Bairro da Cidadela de Bragança
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Conjunto amurallado con calles empedradas, iglesia y picota medieval
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Horario: Abierto las 24 horas
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Precio: Gratuito
Domus Municipal de Braganza
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Edificio románico civil único en la península, antigua cisterna y sala de reuniones
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Horario: Abre a las 9 a.m.
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Precio: Gratuito
Museu Ibérico da Máscara e do Traje
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Máscaras y trajes tradicionales del carnaval transmontano y zamorano
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Horario: Abre a las 9 a.m.
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Precio: 2 €
Catedral de Nuestra Señora Reina de Braganza
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Catedral moderna con arquitectura sobria y espiritual
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Horario: Abre a las 10 a.m.
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Precio: Gratuito
Monumento a los Combatientes de la Grande Guerra
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Memorial en honor a los soldados portugueses de la Primera Guerra Mundial
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Horario: Abierto las 24 horas
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Precio: Gratuito
Miranda do Douro: Lo esencial en la frontera

Miranda do Douro: Cultura, piedra y frontera viva
Miranda do Douro se alza sobre un promontorio rocoso en la margen portuguesa del río Duero, justo donde el cauce se convierte en frontera natural entre España y Portugal. Pertenece al distrito de Bragança, en la región de Trás-os-Montes, y forma parte del Parque Natural del Duero Internacional, un entorno de cañones profundos, aves rapaces y paisajes que quitan el aliento.
Con una altitud media de 675 m y una población cercana a los 6.500 habitantes, Miranda es mucho más que una ciudad fronteriza: es un cruce de culturas, lenguas y leyendas. Aquí se habla el mirandés, lengua oficial junto al portugués desde 1999, heredera del asturleonés y símbolo de identidad local.
Su historia comienza a tomar forma en el siglo XIII, cuando el rey Dionisio de Portugal fundó la villa en 1286. Fue en Miranda donde se firmó el Tratado de Alcañices (1297), que estableció la frontera definitiva entre Portugal y Castilla. En 1545, el rey Juan III la elevó a ciudad y sede episcopal, convirtiéndola en la capital religiosa de Trás-os-Montes. Durante siglos, Miranda fue bastión militar, centro comercial y faro cultural en la raya hispano-portuguesa.
Hoy, Miranda do Douro es un museo vivo, donde la piedra cuenta historias, el folclore se baila con palos y gaitas, y el Duero sigue marcando el ritmo de una ciudad que mira al futuro sin olvidar su alma.
Qué ver en Miranda do Douro

Miranda do Douro combina historia, naturaleza y cultura en un entorno único. Estas son sus visitas imprescindibles:
Concatedral de Miranda do Douro (en las dos imágenes)
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Catedral renacentista del siglo XVI con retablo barroco y órgano histórico
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Horario: Abre a las 9:30 a.m.
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Precio: Entrada gratuita
Castillo de Miranda do Douro (ruinas)
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Restos de la fortaleza medieval con vistas al Duero
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Horario: Abierto las 24 horas
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Precio: Gratuito
Mirador de São João das Arribas
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Vistas espectaculares del cañón del Duero desde lo alto
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Horario: Abierto las 24 horas
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Precio: Gratuito
Estación Biológica Internacional DueroDouro
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Paseos en barco por el Duero con exhibición de aves rapaces y cata de vino
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Horario: Abierto las 24 horas
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Precio: Desde 16 €
Centro de Valorización del Burro de Miranda
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Proyecto de conservación del burro mirandés, símbolo local
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Horario: Variable según temporada
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Precio: Gratuito o donativo voluntario
Museo de la Tierra de Miranda
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Etnografía, lengua mirandesa y cultura local
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Horario: Abre a las 9:30 a.m.
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Precio: 2 € aprox.
Presa de Miranda
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Obra de ingeniería sobre el Duero con vistas al entorno natural
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Horario: Abierto las 24 horas
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Precio: Gratuito
Dónde comer en Bragança
La gastronomía trasmontana se basa en carnes de caza, embutidos, sopas de castañas y bacalao. La posta mirandesa, el jabalí y el butelo son protagonistas, junto a dulces como el pudín de castañas.
Restaurante Solar Bragançano
Cocina tradicional portuguesa en casa solariega del siglo XVIII
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Precio: 20–30 €
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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Dirección: Praça da Sé 34
Restaurante Poças
Cocina casera con platos típicos trasmontanos
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Precio: 15–25 €
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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Bela Época
Ambiente elegante y cocina portuguesa
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Precio: €€
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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O Geadas
Cocina de autor con productos locales, ideal para ocasiones especiales
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Precio: €€€
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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Contradição
Fusión creativa en el corazón de la ciudadela
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Horario: Abre a las 7 p.m.
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Dónde comer en Miranda do Douro
La cocina mirandesa es sabrosa, generosa y profundamente tradicional. Aquí destacan la posta mirandesa (ternera autóctona), el bacalao en todas sus variantes, y postres como la tarta de almendra o naranja.
Restaurante O Mirandês
Clásico por excelencia, famoso por su posta mirandesa y bacalao
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Precio: 15–20 €
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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Dirección: Rua Dom Dinis 7
São Pedro
Especialidad en cordero y cocina tradicional portuguesa
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Precio: 15–20 €
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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Dirección: R. Mouzinho de Albuquerque 20
Jordão
Bacalao excelente y ambiente familiar
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Precio: 15–20 €
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Horario: Abre a las 10 a.m.
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Restaurante Pizzaria O Moinho
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Ideal para comidas rápidas con buena calidad
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Precio: 15–20 €
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Horario: Abre a las 10 a.m.
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Dirección: Rua do Mercado 47C
Restaurante Miradouro
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Cocina portuguesa con vistas al Duero
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Precio: 15–20 €
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Horario: Abre a las 12 p.m.
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